19. SEIS SEGUNDOS
Los dos amigos eran verdaderos cazadores de tormentas, expertos en fotografiar tempestades y todo tipo de arrebatos atmosféricos. En busca de estos fenómenos habían recorrido el mundo. Uno de ellos estaba dotado de un don especial para captar la imagen perfecta en el momento adecuado. El otro, aunque buen profesional, carecía de ese talento innato, de ahí que el primero obtuviese numerosos galardones en concursos internacionales en detrimento del compañero.
La predicción meteorológica había anunciado dos noches de tormentas cargadas de gran aparato eléctrico en cierto país tropical, con un régimen político tambaleante y una revolución en ciernes. Nada más llegar adquirieron un pequeño revólver en el mercado negro, debían proteger los caros equipos y, llegado el caso, sus vidas.
Mereció la pena llegar a aquel caserón abandonado en lo alto de un cerro. Desde esa atalaya eran observadores privilegiados de la tormenta que comenzaba a formarse. Ambos desplegaron sus trípodes, los dos objetivos ajustados con idéntica apertura de diafragma. El relámpago fue majestuoso, aunque sólo uno tomó la foto mientras el otro contaba mentalmente seis segundos. El estruendo del trueno amortiguó el disparo.
Gracias, Javier, por tu comentario y opinión.
Un saludo
Buena historia. Valoro sobre todo lo bien elaborado de la parte central, donde cocinas todos los ingredientes para que el guiso sea el adecuado. El final muy bueno. Buena atmósfera aunque fuera tormentosa.Suerte y abrazo.
Muchas gracias, Antonia, me alegro de haberme aproximado a esa atmósfera tormentosa.
Un abrazo