48. Selena
Varias de las grietas de la luna rezuman sangre. Así el cielo se tiñe de un color rojizo amenazante. Los mayores recuerdan áun las primeras fisuras y bajan la voz cuando, por descuido, alguno menciona los períodos aciagos de lluvia púrpura. Nosotros no hemos conocido tales calamidades pero nuestros progenitores, alarmados por la falta de hombres y leales a una responsabilidad heredada, han dado sus vidas para procrearse y traer varones al mundo. Aunque los abuelos no temen salir a la calle se guardan muy bien de dejar salir a sus nietos. Los más cautos y sabios se apresuran a buscar ofrendas. Muchachos de esos, sin parientes que los protejan y, de preferencia los de vida disipada. Saben que no hay escapatoria y que los sacrificios humanos son necesarios para apaciguar a la bestia.
Misterioso y telúrico. Un relato muy en tu línea, que comienza instalándonos en lo desconocido y que nos conduce delicadamente (sin fisuras, sin estridencias) a la irresolución, a la indeterminación. El sabor primitivo, mítico, que consigues darle a lo que parece que debería ser futuro, es un auténtico acierto.
A mí me parece magnífico, qué mas voy a decir. Enhorabuena.
Bónito, mágico, misterioso… un relato con muchas muchas tablas. Mucha suerte 🙂
Pues es como ciencia ficción, un desastre enorme que obliga a entregar ofrendas.
Muy original.