SEP07. VUELTA AL COLE, de Nuria Casado Marco
Despertó con las primeras luces del amanecer. Hacía mucho tiempo que no se encontraba tan bien, tanto, que fue el primero en asearse y vestirse. El primero en acabar el desayuno que nunca era de su agrado, y negaba a comerse la mayoría de las veces. El resto, conocedor del mal humor cuando no mutismo que le caracterizaban, le miraban con desconcierto sin acabar de entender aquella transformación, y esperando un desenlace más trágico que feliz.
Él, ajeno a esas inquietudes, recogió la bolsa que había preparado la noche anterior con esmero, dio un repaso al contenido comprobando sus nuevos cuadernos, los lápices de punta afilada y demás útiles, se la echó al hombro y emprendió el camino para iniciar el primer día de escuela.
Sólo que al poner un pie en la calle, sintió una mano en el hombro y una cara que le resultaba vagamente familiar le conminó a volver al geriátrico.
¡Qué penita Nuria! El alzheimer, es lo que tiene. La ilusión de ser ayer, y no hoy el día en que se vive.
Me ha gustado mucho tu relato. Suerte.
Ohhhhhh!!!! Qué preciosooooooooooo!!!!!!!! A pesar de lo triste que resulta ese final, me ha parecido una joya.
Enhorabuena. Un abrazo.
¡¡¡ me encanta , me imaguinaba un niño, bueno y en relidad es un niño !!!
Triste relato. Siempre he oido decir que la vejez nos hace volver a ser niños y es pero con Alzheimer. Me ha gustado, ¡Suerte!
Saludos.
Nuria, los previos al primer día de colegio; o a cualquier otro día si es que te gusta mucho asistir a clase, están bien contados y son muy visuales; su final lo redondea. Suerte y saludos
¡Qué ‘tour de force’ el tuyo, Nuria! Atraído por el título, que había despertado en mí infantiles terrores, leo un relato que espero de un niño desconcertamente ansioso por comenzar el colegio… ¿Qué misterio es este? ¡Oh, la-lá! Pues no hay tal niño, sino una segunda infancia. ¡Qué bueno!
Saludos.
Muy bueno, sí; nadie se imagina el final, un abuelete que regresa a su infancia y vive un instante de ilusión.Triste y tierno a la vez.
Me ha gustado mucho, Nuria.
Besos.
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Hola Nuria, me ha gustado mucho el relato. Regresar a la infancia, a esa época tan tierna en nuestras vidas es bonito. En este caso, al ser a causa de la enfermedad le da un matiz triste.
Pero bendita la ilusión que al menos ha podido vivir en esos momentos!
Suerte!
Un saludo.
Qué penita da ese final, al que llego completamente «engañada», buen logro.
Me gustó tu micro.
Suerte
Rosy
De una tristeza conmovedora, Nuria. Todas las enfermedades son malas, para mí este sería el peor castigo. Es un tema frecuente en los micros, pero la originalidad en tu propuesta es lo que le da todo el valor.
Un abrazo.
Nuria, un final extraordinario francamente demasiado bueno. Te deseo mucha suerte, Sotirios.
Una historia conmovedora con un punto (mínimo) de humor. Buen giro final que sorprende y da sentido a todo. Los recuerdos infantiles son los que más tarde desaparecen y esas vueltas ilusionadas al cole…
Buen relato. Pobre abuelo que no pudo saltar por la ventana a tiempo.
Saludos.
Muchas gracias a todos por comentar y elogiar. Nuria
Ese final es extraordinario, como todo el texto.
Saludos y suerte.
https://www.youtube.com/watch?v=tC7U9j3OXU0
me recordó este corto
No lo había visto, el capicúa lo dice todo.Gracias
Jams, me deprimes. No me pongo vendas y soy muy consciente de estas cosas, pero prefiero que insufles un poco de humor.
Muy bien conducida la historia. No tenía ni idea de por dónde iba a salir y me ha sorprendido ese final inesperado. Humor y tristeza tan bien entrelazados que es imposible separarlos.
Saludos y suerte a fin de mes.
El eterno retorno se cumple en este bonito relato.
A los que ya tenemos algunos añitos, e imaginamos que ciertos momentos de nuestra vida vuelvan con la riqueza y la luz de cuando éramos niños, este relato nos devuelve a esos instantes; antes del final ya se percibe que algo extraño sucede en ese «niño», falta la alegría, el miedo, la inquietud de empezar una nueva clase, hay una monótona y lánguida cadencia que hace sospechar que el niño no es tan niño y que soporta los recuerdos de muchos años después.
Espero con impaciencia tu próximo relato.
Julio
Muy bonito y acongojador relato por miedo a perder esa memoria. Gracias Nuria