SEP115. CICATRICES DE IDA Y VUELTA, de Virginia González Dorta
Se fue jurando no volver más, estaba harto de los gritos y las peleas, de las discusiones y los portazos. En la lejanía de un país sin nombre, encontró la ternura que le faltaba. Hasta que un día, mezclada la nostalgia con el deseo de verse en el reflejo de su infancia, volvió.
Allí estaba, destartalada, la casa y sus recuerdos. La aldaba que tocaba el cartero anunciando las cartas de su padre, el espejo donde su madre se miraba cada noche, antes de salir con sus desgastadas zapatillas y sus labios excesivamente rojos. Allí estaba la mecedora de su abuela, único ser tranquilo en medio del desastre. En un armario desvencijado encontró las revistas de cine que hipnotizaban a su hermana mayor, la que se escapaba casi cada noche para encontrarse con el actor más guapo del pueblo.
Y en medio de su pasado, el perro de trapo que lo consolaba y jamás le ladró.
Cerró la puerta sabiendo que ya no regresaría. El recorrido le supo amargo, sólo recogió el muñeco de su infancia, lo único que no tenía cicatrices.
Muy hermoso texto, Virginia, describiendo esos reflejos de infancia en la casa de sus recuerdos. Recuerdos de una desestructurada familia.
Suerte y recibe mi saludo.
Gracias por tu atención y por tus palabras, Anna. Un fuerte abrazo.
Buen retrato de nu viaje de ida y vuelta, a veces no nos gusta lo que encontramos y casi siempre nada se parece a nuestros recuerdos porque todo cambia.
Chulo el micro Virginia, suerte.
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Los recuerdos son casi siempre un invento, Montesinadas.
Gracias, un saludo.
Un relato precioso, Virgi.
La nostalgia se pasea por sus líneas y se siente mucho. Y es que el pasado no vuelve, o mejor es la infancia la que no retorna con sus sensaciones mágicas y sus días llenos de brillo.
Un beso.
Y luego cogemos hilillos de esa infancia y elaboramos la urdimbre que vamos a recordar, con sus sombras y sus luces.
Querida Isabel, un besote.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Virginia, el momento del adios es dificil quiza por eso lo adornamos tanto; fluido y lleno de matices tu cuento. Suerte y saludos
Gracias por tus buenos deseos, Calamanda.
Así es, las despedidas siempre son difíciles, más cuando tienen cargas no resueltas.
Un beso
Y vuelvo al origen…
· BdPH
· CR · & · LMA ·
Tarde o temprano, hacemos ese viaje.
Besos.
Así me sentí este verano visitando la casa de mis antepasados paternos: está que se cae, con todos mis recuerdos dentro.
Nos empeñamos en volver atrás, sin darnos cuenta que el tiempo no se detiene.
Bellísimo, cielo.
bsÖs, bsÔs.
No se detiene, lo sabemos, pero insistimos una y otra vez. Y algunas veces acertamos y otras, nos traemos el pasado al presente.
Un besote.
Cuanta paz y ternura Virgi, en medio de la melancolía.
A veces la búsqueda de la infancia y del lugar querido se puede volver también contra nosotros.
Una delicia pasearte.
Cuanta paz y ternura Virgi, en medio de la melancolía.
A veces la búsqueda de la infancia y del lugar querido se puede volver también contra nosotros.
Una delicia pasearte.
Y tú me las traes por duplicado, querida Tecla.
El placer es mío, lo sabes bien. Abraaaaaazo!
Lindo.
Un besazo.
Y triste.
Bastante, no, Sue?
En fin, todo tiene su razón de ser.
Besos también para ti.
Desgarrador regreso, narrado con mucha emoción. Me ha gustado mucho.
Y a mí me alegras mucho, Esther. Gracias y un abrazo.
Hay ciertas cicatrices que con el tiempo se hacen cada vez más grandes y tortuosas.
Un placer leerte Virgi
un abrazo
Sobre todo las que se producen en la infancia.
Esi, gracias por venir, un beso.
Nunca nos vamos del todo y siempre decimos que vamos a volver. Tal vez estemos permanentemente a mitad de camino, marchandonos pero añorando esas revistas de la hermana que a uno le son tan familiares. Algunos lo llaman raices. Y aunque rompamos el hilo, siempre queda algo que nos conecta con ellas.
Es tan interesante como inagotable la cantidad de reflexiones que permite esta maravilla que has tejido Virgi. Un abrazo.
Y tu reflexión, querido V., tan gratificante, miles de gracias. Siento que has pillado la urdimbre, sí. Ir y volver, pedazos sueltos de un mismo camino.
Un abrazo GRANDE
Mucho recorrido dejando muchas cicatrices. Y si al menos cerraran… Tal vez la propia experiencia le dejó en su vuelta el camino que debía recorrer. Y descartar precisamente aquel que no le favoreció. Que de alguna manera entorpeció su avance personal. Al menos el perrito y la mecedora acogieron su vuelta con los brazos abiertos. Una ternura Virgi. Como se cuela. Un fuerte abrazo.
Volver, querida Tanci, siempre comporta un riesgo. Y a él debemos atenernos, pues pocas veces encontramos los brazos abiertos. Pero está en nuestra naturaleza intentar una y otra vez aquéllo que soñamos.
Un abrazo. Grande.
Quizá sea el recuerdo de la infancia, para todos aquellos que la añoran, lo único que nos puede hacer volver, y aferrarnos a algo que la mantenga viva. Buen relato sobre la añoranza, Virgi.
Saludos y suerte.
Gracias por tu visita, Rafa.
La infancia, el lugar común de lo que vivimos con intensidad, y al que volvemos irremediablemente.
Otro abrazo para ti.