SEP118. CUANDO TE CONOCÍ, de Mercedes Daza
Nos cruzamos en el camino donde acostumbrábamos a pasear nuestras tristezas. Tú te tropezaste y te arrodillaste ante mí. Mis manos se enredaron en tu pelo. Y seducidos por la confusión nos dimos el primer beso. Desde aquel instante recorrimos las calles bailando abrazados. Nuestros cuerpos encantados no dejaron de girar y girar. Giraron hasta formar un torbellino que capturó nuestras almas. Sin ser conscientes removimos tierra, ríos y mares. Al descender de las alturas y volver a pisar tierra firme, descubrimos que el amor puede llegar a ser muy vertiginoso.
Mercedes, si el amor da vertigo; esta pareja con sus piruetas y deseo seguramente lo sentian. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda. Te deseo una vida llena de piruetas y bailes, de esos que agitan el corazón. Un abrazo fuerte.
Vertiginoso o no, mientras se siente se disfruta y después que nos quiten lo «bailao».Buen relato que se me ha hecho corto.
Suerte y recibe mi saludo.
Muchas gracias Anna. Sí, lo importante es sentir y bailar al compás que nos marca la vida. Un beso.
Mercedes, un relato que grita en los cuatro vientos “Viva el amor”Precioso y el final muy didáctico. Yo que soy muy enamoradizo ahora gracias a ti entiendo porque estoy siempre mareado. JA ,JA ,JA , es una broma mujer. Un fuerte abrazo a la mujer más bella del mundo, Sotirios.
Náuseas, taquicardia, vértigo… Uff, creo que no va a resultar sano enamorarse, ejejej. Siempre tan amable, Maestro. Un beso!!!