SEP125. EL DÍA QUE CURÉ UNA NUBE Y NO QUISO MARCHARSE, de Érika González Leandro
Conozco una nube que ahora llueve alegre. La encontré sobre la cuneta durante una de mis múltiples andaduras en moto. Rota y sucia de asfalto, sus trozos zigzagueantes desaparecían de a poco con cada remolino que las endiabladas llantas dejaban al paso.
Tras curarle las heridas y rellenar sus huecos con algodón, la acomodé entre mis brazos como lo hacía contigo. Piloté lejos, hasta el lugar donde decidiste que el cielo era el mejor compañero de viaje, para soltarla y que volviera a ser libre. Desde entonces, una nube persigue mis sueños, se posa a mi lado en mis trayectos e incluso a veces, solo a veces, creo oírla lloviznar palabras de perdón por haberme hecho creer que hay mejores acompañantes que yo.
Esa es mi hilandera, la de los relatos épico-líricos, la de las historias sensibles. Un relato llenos de finura.
Juan M
Pero que bonito eres, gracias Juan, tus palabras me sacan la sonrisa, besos.
Tiene un punto lírico muy bueno sin duda.
Saludos
José
Gracias por tus palabras José, me gusta conseguir ese punto en mis relatos.
Bonita y positiva historia sobre algodones y libertades. Que esa nube siga feliz y libre, tras su segunda oportunidad y con tan buena enfermera. Me hizo recordar las nubes de algodón de azúcar. Suerte y abrazo.
Feliz y libre, pero siempre protegiendo a su querido compañero. 🙂 gracias.
Un cuento de nube agradecida.Lo importante es haber ofrecido esos cuidados.
Suerte y recibe mis saludos.
Exacto Anna, habrá que mirar al cielo a ver si la vemos y poder cuidarla también, gracias y saludos.
Muy tierno y con un mensaje de esperanza en forma de nube. Suerte y un abrazo, Érika.
Hola Juana, gracias, aquí estamos con la esperanza que me enseño esa nube de que el relato guste tanto como a mi escribirlo, besos.
Bonitas imágenes, Érika, creo que todos nos subimos a la moto al leerlo y rellenamos huecops con algodón. Suerte y un abrazo.
Que bonito, es lo que quería, gracias por subirte a la moto y dejarte llevar, un beso muy grande Eva.
Me ha encantado el título. La verdad es que no termino de entender bien el relato (torpeza mía, no es la primera vez que me pasa), pero aún así deja un poso de ternura en el lector. Saludos.
Bueno, siento que no lo hayas entendido, espero que el próximo relato pueda llegar a ti. Un beso y gracias por comentar y hacerme pensar. 😀
Un relato original contado con sutileza. Me ha encantado.
Felicidades.
Gracias María, me alegra mucho leer tu comentario, te mando un beso muy fuerte.
Erika, un relato encantador, la imagen de la nube herida en la cuneta, y como la curan me parece precioso. El título ya sería suficiente.
Felicidades.
Hola Asun, gracias por tus palabras, de verdad, me hacen irme a la cama muy feliz. Con el título tuve mis dudas, quería algo así desde hace tiempo, y pensé que en este relato podía pegar. Gracias de nuevo y un beso muy grande.
Bien Erika, en ocasiones me ha parecido una leyenda contada por algún gurú apache de la actualidad hecho motero, pero.. en realidad describes algo tan sencillo como el deseo de cuidar de alguien o algo con delicadeza.
Suerte y abrazos
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Gracias!! pero es que en las cosas sencillas está la grandeza. Gracias de nuevo, saludos y abrazos. 🙂
No sé cómo se creyó esa nube que iba a encontrar mejores compañeros de viaje con tan buena cuentista; no me extraña que se le oiga pedir perdón. Muy bello relato, Érika.
Saludos y suerte a fin de mes.
😀 Me deja usted muy feliz hoy, gracias Rafa, te mando un beso subido a una nube.