Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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SEP134. LA PIEL DEL MELOCOTÓN, de Manuel del Valle

Cuando mis ajados labios acarician la suave piel del melocotón,no puedo evitar acordarme,de ese recuerdo, qizá, falsamente instaladoen mi memoria por las posteriores repeticiones del relato en boca de mi madre:
  Tendría yo unos pocos años, quejábame de la fruta picada y madura que mi padre de profesión frutero retiraba del escaparate para traer a casa:
-padre ¿por que tan pachucha la fruta? debía decir yo por aquellos años
-hijo, estas frutas de apariencia arrugada y picadas por los pájaros esconden la más dulce y jugosa pulpa ya que los pájaros con natural acierto las han escogido entre todas…
-entonces ¿si son mejores frutos por que los retiras? contestaba yo sin rendirme
-porque la gente solo fija su superficial mirada en los frutos más tersos y jóvenes, sin mirar con el corazón…
-¡dejáos de pamplinas principescas que se os enfria la sopa! intervenía mi práctica madre…
Yo , ingenuo que nada veía de principesco en las palabras de mi padre.Años más tardey tras haber leido a Saint – Exupery al fin pude apreciar (con el corazón ) el dulce jugo de las palabras del melocotón que ahora acarician mis labios.

4 Responses

  1. Manuel, tu relato me ha traído el recuerdo de mi padre, cuando en las mañanas del verano, en Extremadura, íbamos a coger higos y cuando, estaba en las ramas altas me decía que cogiera los picados por los pájaros.
    Ves como lo que decían nuestros padres es producto de la sabiduría popular.
    Hoy, troncharía la higuera.
    Un abrazo

  2. Tiene sabor este relato y contiene mucha verdad, como el libro del principito. Tendrías que haber revisado un poco la redacción y aún así ha sido un placer leerlo.
    A un paso de mi casa hay una higuera que no entiendo qué hace ahí rodeada de bloques de cemento. Suelo pasar distraída, pero el olor estos días es ten penetrante, es como un reclamo. Siempre pillo un higo. Es como una golosina, no son divinas para venderlas, pero sí riquísimas.
    Un abrazo.

  3. ¡Hola Manuel! Muy sensitivo el suave tacto del melocotón y su dulce aroma para trasladarnos hasta los sabios «ojos del corazón», que él con su sabiduría y madurez sí sabe escoger lo que más le conviene, más allá de lo meramente físico, práctico, superficial y prosaico.
    ¡Saludos!

  4. María Elejoste

    Sí, todos lo que hemos tenido frutales sabemos que la mejor es la picada por los pájaros e insectos, es que va a ser cierto eso de que la belleza está en el interior. El relato queda un poco desmerecido por las faltas de ortografía y erratas, una penita, aunque encierra una gran verdad tu historia.

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