SEP148. EL ESCONDITE, de Tíndaro del Val
Aquel día le pedí a mi marido que trajera una lata de atún. Dos horas después, seguía de pie enfrente de la alacena. Pensé que era la torpeza propia de los hombres buscando cosas, pero su mirada perdida escondía algo más. Volvió al fin con la lata en las manos y una sonrisa infantil dibujada en su arrugado rostro. Hacía mucho tiempo que no lo veía tan feliz. Desde entonces le mando todos los días a buscar algo. Mientras, aprovecho para recoger la casa, hacer la comida e incluso ir a hacer la compra. Él siempre vuelve con su trofeo en la mano, sonriendo como si hubiera descubierto la vacuna contra el cáncer. Los fines de semana me escondo por la casa y le digo que me busque. Tengo que dejarle pistas, porque si no me pasaría días esperando en mi escondite. Él rebusca por todos los rincones hasta que nuestras miradas se cruzan. Entonces se ríe como un niño pequeño y me abraza. Yo lloro sin que él lo note.
“No quiero perderte, viejo estúpido. Vuelve.”
He aquí un relato de una sensibilidad exquisita, en él que la ternura se deja sentir en cada frase y que nos muestra sin dramatismo uno de las peores enfermedades a las que se enfrenta la sociedad moderna. Con un final abierto a la esperanza que ojalá los médicos puedan ofrecernos algún día. El título resulta entrañable.
Enhorabuena Tíndaro.
Un abrazo.
Un relato muy bello de un tema escabroso.
Felicidades.
Desde el principio pones un cebo al lector que no defrauda. Excelente relato, cercano, cotidiano, ¿a quién no le trae recuerdos? Gracias. Un placer leerte.
Pura ternura.
Besos desde el aire
Aquel día, aquel día … 🙂
Muy buen relato, Tíndaro… Muy tierno y sensible… Y por momentos, cruel!!
Un saludo de La Marca Amarilla.
Bueno,bueno,bueno. Enhorabuena.Nuria
Menos mal que te he dejado que me copiases. ¿Qué más puedo decir ya? Es un tema tratado de una manera muy especial que se te clava dentro. Y muy bien narrado. Para mi un GRAN relato.
Abracísimos.
Me ha gustado tu historia porque tiene todos los ingredientes para atraparte. La forma de narrar, la vivencia que esconde, la ternura, la tristeza, la sensibilidad. Te mereces estar entre los seleccionados.
Pero no comprendo, salvo que sea un mensaje o dedicatoria esa línea final entrecomillada.
Suerte y abrazo.
Yo creo que esa frase la piensa la señora cuando abraza al marido, lo que pasa es que al estar tan separada parece otra cosa.
Gracias por vuestros afectuosos comentarios.
A los microlunáticos Barlon, Marca y Juancho por sus valiosas correcciones.
Y a mi abuelo, al que echo mucho de menos.
Pero amigo mío! Que grande eres! Precioso relato! Te quiero mucho.
Tíndaro, muy sentido y bello el lenguaje y el cuento. Suerte y saludos. Calamanda
Precioso relato sobre una de las enfermedades más crueles. Lleno de sensibilidad. Un fuerte abrazo. Gloria
Precioso relato sobre una de las enfermedades más crueles. Lleno de sensibilidad. Un fuerte abrazo. Gloria
El tema del amor, sobre todo en momentos así, donde una enfermedad cruel te pone el contador a cero y ya no deja de contar, y el miedo se apodera tanto del enfermo como de los que le rodean. Pero la fuerza, las ganas de vivir afloran y se puede hace más llevadero.
Un saludo
Rosa
Suerte
Verdaderamente has acertado con el ángulo del narrador y el tono de humor y ternura. Me gusta este relato, pero esa última frase se me queda como descolgada.
Un abrazo.
¡Qué bueno, Tíndaro! Hasta hoy no lo había leído. El premio, merecidísimo, sin duda. Enhorabuena.
Yo si que lo había leido. Y me había gustado. Más que gustar impresionar, impactar y emocionar. Esos serían los verbos aplicables.
Ahora usaré otros: felicitar, congratular, enhorabuenear (esta última tb me la pido para noviembre, que nadie se la apropie!!)
Un abrazo.
¡Qué buen micro Tindaro! qué bien has jugado al escondite con los lectores para que lo descubramos al final. Enhorabuenas, no lo había leído hasta ahora, cachis que me lo había perdido…
Felicidades, Tíndaro. Aún tiene más mérito cuando ha sido un mes, al parecer, de grandísimas historias. Me alegro de haberlo descubierto.
Saludos
Felicidades, Tíndaro, por estar en el libro. Aunque simpático con el inicio y visual, el lector sospecha que estamos ante otro relato sobre la enfermedad. Tu mérito está en ese sentido del humor y la ternura.
Felicidades por la sencillez y sensibilidad con la que vas desgranando la historia.
Muchas gracias Ana, es difícil mezclar el humor con la sensibilidad.
Por cierto, no uso pseudónimo en esta página.
Un saludo
Muy bueno, no tuve oportunidad de leerlo en su momento y me descubro. Muy buen merecido el premio.
Abrazos.
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Felicidades. Has conseguido un equilibrio muy difícil, sin dejarte llevar excesivamente por la sensibilidad, con ternura, cotidianidad y hasta una pizca de humor. Genial.
¡Esto es sensibilidad extrema!
¡Qué relato tan bonito!!
Un relato muy tierno!!! Grande!!!!
Un saludo
Solo ahora lo leo.grazie Tin en unos segundos me has llevado a casa donde cada vez que vuelvo me espera la sonrisa inocente y perdida de mi abuela.
Un gran relato, muy cercano, gracias.
Me ha encantado. Gracias!
Muy bonito, Tíndaro, gravísimo y triste problema abordado con dulzura, sentido de la paciencia y mucha elegancia.
Mucho éxito y un fuerte abrazo de aquel amigo tuyo del bloque 15. 😉
Increiblemente bien escrito