SEP149. SOLO EN CASO DE NECESIDAD, de Fernando Martínez
El extintor -único testigo del suceso- sigue colgado de la pared que separa las puertas de 6ºA y 6ºB. Marina avanza lentamente. Envidia la existencia inanimada del objeto rojo, ese propósito concreto y su incapacidad de sentir. La puerta de 6ºA está abierta. La directora entra antes que ella para facilitar el momento. El maestro detiene la explicación. Todos los chiquillos se giran de inmediato, la escrutan. Aunque ya cicatrizadas, a Marina le duelen cada una de las heridas cuando suelta las muletas y se sienta en el pupitre. Fran también está. Ella pensaba que sentiría odio al verlo. No es así. Hasta eso le arrebató. Fuera, en el pasillo, el extintor sigue atentamente el regreso de la niña. Ella no sabrá nunca lo que hubiera dado por intervenir cuando empezaron los insultos, como le hubiera gustado rescatarla el día que Fran le propinó la paliza, tampoco sabrá de la cólera que le consumió al ver a sus compañeros observando impasibles, ni la impotencia de ver al agresor regresar a clase hace semanas, y mucho menos el júbilo de volver a ver a Marina caminar por el pasillo de la escuela, aunque cojee.
Un volver duro, Fernando, y un testigo original que espero que en tus manos cobre vida e intervenga si hubiera una próxima vez…porque hasta a mi me indigna que haya quedado la puerta abierta a que eso suceda. Suerte y un saludo.
Gracias Eva. A veces las piedras son más sensibles que los humanos…
Tremenda escena, Fernando, pausada, rica en matices, muchos ángulos, completa. Genial. Enhorabuena.
Jo, Rosa, ¿qué puedo decir? muchas gracias por el comentario. Me alegro de haber transmitido todo esto…
El relato es desgarrador y lo envuelves en un halo tan real que remueve por dentro, pero la idea del extintor, es la chispa de la genialidad, es lo que marca que el relato sea redondo.
Desgarrador, genialidad y relato redondo… reconozco que me has dejado sin palabras. Muchas gracias. me alegro de que te haya transmitido todas estas sensaciones.
Un abrazo muy fuerte.
Si reflejas muy bien la injusticia e impotencia que viven y sufren los acosados. Un abrazo. Gloria
Muchas gracias por comentar, Gloria.
Fernando, bien contada la tragedia que a veces ocurre a niños y adolescentes en sus colegios. suerte y saludos. Calamanda
Gracias por pasar a leer, Cala.
Me gusta el inicio, con ese detalle del extintor, símbolo de que se apagarán los fuegos que brotaron en un pasado.
Me gusta como discurre la historia, llena de matices y de sombras de un horror que sólo conoce bien quien lo sufre. Acabo de poner el punto final de cuento para niños que toca ese tema envuelto en otra historia más larga. Me ha llevado una semana las cincuenta páginas y al leer el tuyo, me ha recordado a «Moha» uno de los protagonistas de mi cuento.
Suerte Fernando, y que setiembre te sea propicio.
Bueno, Laura, pues ya nos dejarás leerlo… no seas egoísta, no te lo quedes solo para ti. 😉
Un abrazo.
Gracias por comentar.
Fernando, una vez más me encuentro con relato tuyo que trata de romper. Me gusta y no, quizás el narrador omnisciente que se mete hasta en la mente del extintor, quizás que lo explique todo, no sé. Me sorprende que Fran siga en la escuela. En fin, relato arriesgado.
Últimamente me muevo en el filo, eh Ximens?
gracias por comentar como siempre lo haces, de cara, es un placer contar con tus comentarios, siempre.
Últimamente me muevo en el filo, eh Ximens?
gracias por comentar como siempre lo haces, de cara, es un placer contar con tus comentarios, siempre.