SEP150. HA TRIUNFADO, de Begoña Rocandio Díaz
Cuando llegó, estaban todos esperándole. Bajó del taxi lentamente, saboreando las miradas de envidia. Llevaba traje y zapatos de cuero, como correspondía a su nuevo rango. Rápidamente le rodeó una nube de niños ansiosos, tirando de su chaqueta, metiendo la mano en sus bolsillos. Los empujó desdeñosamente y se dirigió hacia el jefe de la tribu. Tras unos corteses abrazos, le ofreció su primer regalo: un teléfono móvil. El intenso calor y la tensa espera le hacían sudar a chorros. El jefe examinó a fondo su obsequio, lo dio mil vueltas, se lo llevó a la oreja, lo alejó, lo acercó… Tras varios silenciosos minutos, levantó el teléfono y mostró su aprobación con una sonora risotada. En ese momento, todos le rodearon gritando “¡mi regalo!¡mi regalo!”. Distribuyó velas, jabón, pilas, zapatos… Había triunfado, debía ser generoso. Tenía por delante un mes de éxito y derroche. Luego le esperaban once meses de duro trabajo en el infierno del invernadero, de dormir hacinado con otros compatriotas en un barracón, de soportar privaciones y desdén, de ahorrar hasta el último céntimo de su mísero sueldo, en ese país lejano y codiciado. Dos mundos, dos vidas, un alma.
Las dos caras de la moneda, en su país de origen ha triunfado, aunque él sepa que la verdad es mas amarga.
Así ha sido en los hogares de muchos emigrantes.
buen relato, saludos.
Tan terrible como cierto, soy de Almería y se que lo que dices en tu relato es tal y como lo cuentas. Un saludo y suerte.
Sí la verdad cuántas personas llegan buscando una vida que jamás encontrarán pero nunca se atreverán a reconocerlo pues significaría admitir su derrota. Buena crítica social. Gloria Arcos
Begoña, bien contado el regreso del que desea ser tratado como un triunfador por encima de todo. Suerte y saludos. Calamanda
Una triste realidad de aquellos que esperan en tierra ajena encontrar el éxito, a veces ni tan siquiera eso, algo con lo que sobrevivir.
Suerte y recibe mi saludo.
Demasiado repetido para una gran mayoría de personas y al paso que vamos, aumentará por desgracia. Muy bien relatado. Suerte.
Besicos muchos.
Le cegó el espejismo del derroche y el consumo y no supo encajarlo. Los inicios de cualquier inmigrante siempre son duros, solo desearle que luche y prospere. Y también mucha suerte que la va a necesitar.
Un abrazo.