SEP17. EL ÁRBOL DEL DESTINO, de Inés Zapirain López
Cada septiembre me gusta volver. Y que mis ojos busquen de entre un ejército de tamariscos tan solo a uno: aquel que cambio mi vida.
La visión de ese árbol y los consiguientes recuerdos me llevan a filosofar sobre la existencia y sus misterios. Interrogo a mi mente sobre si el destino está escrito; pero un intelecto apegado al mundo es limitado y no puede responderme.
Sin embargo todo cambia al roce de sus ramas. Todo parece cobrar sentido cuando me apoyo sobre su tronco. Sí. Aquel día estaba escrito: mis ganas de sol acercándome a la playa; el viento levantando olas tempestuosas de arena blanca; la aglomeración; las ráfagas cada vez más fuertes impidiéndome avanzar, asustándome… El hombre que agarró mi cintura devolviéndome la seguridad.
Buscar refugio fue imposible, así que aquel desconocido apoyó su espalda contra un tamarisco y me abrazó. Pegó mi cuerpo al suyo hasta fundirme con él. Cuando el viento calmó su ira, nuestros ojos se pasearon entre los árboles caídos. Solo el nuestro seguía en pie. ¿Estaba ahí para unirnos? ¿Llegamos nosotros para ayudarle?
Cada septiembre me gusta volver. Y pasear por la bahía hasta encontrar un árbol. Y retornar a sus brazos después.
Dicen que todo en la vida tiene un propósito, seguro que esa tormenta fue enviada por los dioses para que ellos se encontraran. Bonito relato, me ha gustado, suerte.
Saludos.
Gracias, Beto, estoy contigo. Los Dioses aquella tarde fueron generosos.
Un abrazo
Un encuentro de lo más romántico, muy visual. Me ha gustado mucho.
Un abrazo, Inés.
Gracias, Amelie. El cuento, dentro de la ficción, tiene ciertas dosis de realidad.
Abrazos
Un encuentro de lo más romántico, muy visual. Me ha gustado mucho.
Un abrazo, Inés.
Inés, la atracción que ejercen sobre nosotros los dulces recuerdos está muy presente en tu relato, igual que en la vida; ese volver cada septiembre le devuelve parte de ellos. Evocador y fluido su planteamiento. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda. Cómo he comentado antes, el relato surge de un recuerdo real.
Besos
Hola Inés, ese encuentro bañado de recuerdos anteriores, de momentos quizás congelados, ese nuevo comienzo como cada septiembre. Me gusta.Suerte!
Un abrazo
Rosa
Gracias, Rosa. Me gusta tu apreciación del relato.
Un beso.
Apoyarse en el tronco de un árbol fue protector y junto con los brazos del amor la salvación.
Suerte y recibe mi saludo.
Tienes razón, Ana. Ese árbol fue maravilloso.
Abrazos.
Un relato con mucha sensiblidad, Inés. Muy evocador y bonito. Hay dos palabras que para mi gusto cambiaría, para no alterar el tono: ejército, por su connotación; y consiguiente, que me recuerda a algún político, pero es solo una percepción personal.
Un abrazo.
Gracias, Susana. Me alegro de que te guste y, tengo en cuenta tus consejos, me parecen acertados.
Besos
¡Bravo, Inés! Me gustó muchísimo el relato. Has trabajado muy bien las frases con un contenido culto y agradable de leer. Magnifica la idea del árbol y de desconocido que se convierte su gran amor. Enhorabuena por su excelente relato. Un fuerte abrazo a mi queridísima amiga, Sotirios.
Gracias, Soti, siempre tan amable en tus comentarios. Eres un cielo.
Un abrazo.
Hola Inés. Me gusta muco esta frase «Cuando el viento calmó su ira, nuestros ojos se pasearon entre los árboles caídos.» En un momento pensé qu eibas a lso sueños pero veo que va más por los deseos. Suerte.