SEP19. TREINTA, de Ricardo R González Ramos
Diez tardaron en repararlo y otros diez en recapacitar. Eran Troya, Itaca y el mar en 40 km².
En estos últimos diez años germinó y floreció. Louise Bourgeois trajo a su Mamá y Jeff Koons a Puppy a casa de Frank Gehry, Dolores Palacios y Federico Soriano dejaron un barco en el astillero, Foster nos introdujo en las profundidades y Calatrava nos hizo patinadores.
El 19 de Agosto de 1983 Comíamos caracolillos en Portonovo. Estaba tan fría el agua que preferíamos cogerlos simulando el baño.
Ese día llovió y llovió y llovió. Llovió tanto que nuestras mujeres aprendieron a jugar al mus.
El día 26 “El Madriles” no volvió a recoger más cartones y decidió quedarse en su portal.
Debíamos volver. Se acabaron las vacaciones. En cada parada buscábamos teléfonos públicos para preguntar qué era necesario.
Jamás entendí que después de unas inundaciones solo necesitaran agua.
Oh! Ricardo, con cuánto ingenio nos presentas esa variada galería de sucesos, lugares y protagonistas singulares. Y no lo puedo remediar: me detengo especialmente en la frase con la que comienzan los relatos. Esta tuya me ha gustado especialmente, porque no desvela, propone; es breve pero redonda y categórica. Y seguidamente juegas a habernos desvelado lo que todavía no nos has desvelado, cuando dices:» Eran Troya y tal y tal».Bonita imagen. Ricardo, ya has creado marca: ingenio y humor con nombre propio. Todo ello en un relato que no decae y cierra de la mejor manera posible, con un guiño y la respuesta de nuestra inevitable sonrisa. Gracias, artista!
Inmerecidas tus alabanzas. Creo que te pasas. Yo no veo en mis relatos tanto mérito como le das.
Muchas, muchas gracias Nieves.
Joer, menudo homenaje!!
Como Bilbaina ejerciente me siento muy honrada de tu regalo y muy orgullosa de la ciudad donde vivo.
Es una pasada. Me ha gustado mucho, mucho, mucho.
Despues de treinta años de la tragedia es más que merecido el homenaje. Todos estamos orgullosos de como salimos de aquello.
Muchas gracias.
La frase final, de cine.
me ha gustado lo coral del relato, le da ritmo, aceleración… entretiene.
Abrazos y suerte
Con tanto elogio espero no llegar a ser un engreído.
Con todos vuestros comentarios tendré ánimo para volver en los próximos meses.
Un saludo y gracias.
Felicidades Ricardo, un relato de ritmo trepidante y divertidísimo para regresar a esa serie de acontecimientos. Muy bueno.
Gracias Marcos. Disfruto mucho con alagos de los maestros.
Un abrazo.
completito, muy buen relato de un terrible hecho-
Hay que ser “muy del Bocho” para relatar, de la ilustrada forma en la que lo has hecho, esta entrañable historia llena de sugerentes mensajes. Es como si el “chirene” “Madriles” de humilde vida e ingenua sonrisa, barbado en canas de anacoreta, hubiese sido la víctima propiciatoria agradable a los dioses del progreso, que generosos levantaron el castigo sobre Bilbao, derramando sobre él todas esas maravillas que metafóricamente defines a través de los creadores de sus recientes monumentos.
Aquel 1983 nació mi hijo, hoy, por tanto,con los años del título que le das al relato, y cuando la inundación estábamos pasando el verano en Haro. No había móviles y también nosotros no nos separábamos de las cabinas telefónicas preguntando por los nuestros. Me queda, no obstante una amarga sensación por descubrir posteriormente como algunos se jactaban del provechoso negocio que hicieron con las cuantiosas donaciones que hicimos muchos y la triste realidad de la viñeta del ABC de Mingote, en la que un guardia civil pasa el río, con el agua por encima de la cintura, acarreando sobre sus hombros a un anciano enchapelado de Elorrio.
Te has ganado el cargo de cicerone para el próximo 28 de Septiembre. Nadie como tú para guiar nuestros ojos, piernas y buches, por la Villa del Nervión. Además espero, que a parte de tu relato sorpresa, nos leas éste con detalle para los que no le hayan sacado todo el jugo, lo puedan hacer.
Oye, muy bueno lo del “mus”.
Yo también en pensado en la intermediación de «El Madriles» con los dioses para nuestra recuperación. Pero tengo un mal recuerdo de la máxima autoridad civil y sus insultos al voluntariado ante un micrófono abierto que oimos todos. Bien mereció la pegatina de «Sr. gobernador Vd. es bobo» que lucimos aquellos días.
Mucha confianza depositas en mí como cicerone. Yo creo que tu documentación y tu experiencia merecen tanta o más. Por otro lado JAMS comentó el día 4 que ya dispone de un equipo, así que mejor dejarselo a profesionales.
Muchas gracias y un abrazo.
Que bella está la ciudad con la huella que han dejado estos grandes artistas. Antes gris, como el día a que te refieres en el que el cielo desató su ira. Hoy magnifica.
Suerte y recibe mi saludo.
Los artistas lo pintaron de colores pero a cualquier bilbaino le parecia igual de bonito en blanco y negro. Al menos a mí que fué el ambiente de mi infancia y juventud. Tenemos una percepción de grises diferente al resto.
Un saludo y gracias.
Descarado, Ricardo!! A mi me cuesta mucho distinguir el gris y el «azul cielo». Tengo una anécdota divertidísima con unos pantalones que … ya lo contaré.
Sigue existiendo el color «azul bilbao», que todos los de aquí sabemos muy bien cual es!!
Muuuuyyyyy buenas noches.
Ricardo, un relato lleno de estampas plasmadas con ingenio y maestría.
Me gusta cómo has evocado ese recuerdo.
Un abrazo
Ricardo, un relato lleno de estampas plasmadas con ingenio y maestría.
Me gusta cómo has evocado ese recuerdo.
Un abrazo
Los recuerdos son los que nos inspiran. Volver de aquel viaje fué un cúmulo de incertidumbres que quedó grabado.
Un abrazo y gracias.
Con cronistas como tú y Jesús da gusto enterarse de la historia cercana pero casi olvidada. Cuando vayamos a Bilbao espero que ejerzas de cicerone real y nos sigas facilitando datos llenos de anécdotas.
Un abrazo.
Cronista, cronista es Jesús yo me considero relator.
Estoy convencido que JAMS ya ha elegido al mejor guia para el 28. Este verano ha habido intrusismo en el gremio y prefiero abstenerme.
Un saludo y muchas gracias.
Eres tan de Bilbao hablando del Bocho, que casi me siento extraño en mi tierra. Se necesitaría contarlo alrededor de una paella, con tiempo, poniendo apellidos a los nombres y con la gracia que tú tienes. Recordar aquellas experiencias vividas. Llevo treinta años echando de menos no haber estado allí en directo. Saberlo solo de oídas. Pero para eso están la paella y los amigos. Gracias Ricardo.
Gracias a ti Miguel. Es suficiente para cualquier bilbaino, aunque haya decidido ser de Bilbao desde otro barrio, el disfrutar de las transformaciones. Se sufrió pero con esa perspectiva de futuro. Aquello no podía quedar así. Y, en esas estamos. Además de paellas ¿que tal un marmitako el día que vuelvas a visitarnos? Un abrazo.
Desde luego es curiosa esa frase final, el agua, tanta agua y sigue faltando. Das muchos datos que a mí se me escapan, me queda muy lejos Bilbao pero el relato es ameno, con un ritmo ligero que lo hace muy fácil de leer y vas dibujando un paisaje desolado, quienes hayan vivido una inundación pueden entenderte sean de donde sean.
Suerte con este homenaje tan bien logrado Ricardo.
Muchas gracias por tu comentario. Espero que algún día puedas acercarte para conocer esto que describo y entenderlo. Se trata de un recuento de los arquitectos que dirigieron las obras que han trasformado la villa.
Somos un 60% agua pero en exceso cansa.
Un saludo Yashira.
Muchas gracias por tu comentario. Espero que algún día puedas acercarte para conocer esto que describo y entenderlo. Se trata de un recuento de los arquitectos que dirigieron las obras que han trasformado la villa.
Somos un 60% agua pero en exceso cansa.
Un saludo Yashira.