SEP28. MANÍAS DE VIEJOS, de José Antonio Tejeda Cárdenas
Una vez más, sus padres me invitaban a cenar. El postre, como ya se iba haciendo costumbre, iba por mí… De la frutería de mis tíos. Durante la cena, el protagonismo, siempre estuvo reservado para el abuelo, y sus historias de la guerra. Siempre las mismas. Lo único irrepetible era: su manera tan particular de revivirlas. Les mantenía hipnotizados. Excepto a mí, que al parecer, debí ser la única en percatarse; de cómo… mientras hablaba, envolvía en viejos papeles de periódico cuanta fruta medio madura encontrara sobre la mesa. Finalizada la cena, se las llevaba a su cuarto… a madurar.
– Manías de viejos – me explicó, mi novio.
Su respuesta, fue convincente hasta hoy, que interrumpí al abuelo, en medio de un peligroso bombardeo enemigo:
– Abuelo, si no le gusta la fruta…, la próxima vez, se las traeré como Usted me diga.
En cuanto el abuelo logró recuperarse, de la incursión de aquel intruso, y del desproporcionado ataque aéreo, me respondió:
– Hija, que cosas dices. Están deliciosas. Mucha fruta madura comí yo en mis años mozos. A mis ochenta y tres, prefiero las otras, las que endulzan la espera, y te mantienen la soledad ocupada.
Me ha enternecido el final el comentario del pobre viejo, al parecer la ocupación de envolver la fruta era lo único que le mantenía entretenido. Suerte
Muchas gracias, Sandra. Las manías de viejos siempre tienen oculta alguna segunda lectura. Saludos.
¡Vaya con el viejo!, jajajajaja… tirando fruta contra otro viejo.
Suerte, Jose Antonio.
Muchas gracias, Ricardo. Me debo estar poniendo viejo porque a veces también lo hago con los mangos y los aguacates verdes. jajaja. Saludos.
Ay la vejez, la soledad, las manías… es tierno y dice sin decir, sólo tengo una pega Jose Antonio hay muchas comás que sobran, a mi antes también me pasaba, bueno seguro que sigo metiendo la gamba, pero algo he aprendido (creo), a mi me fue bien leer libros, quiero decir en papel, cosas ya corregidas, que en la web hay de todo y preguntarme por qué ponían la coma aqui y no allí, en fin todo dicho con ánimo constructivo. Y que vivan los viejillos y sus manías que cada vez nos queda menos para ser nosotros uno de ellos.
Gracias, María. Muy bonito tu comentario.Por lo de las comas, también muchas gracias. Ojalá y te tuviera cerca cuando se me desbocan las musas. Estoy aprendiendo a frenarlas. :-)) Tienes toda la razón, y estoy en ello tras casi veinte años de pensar, leer y escribir en otras tres lenguas prestadas. Seguiré tu consejo, y espero no llegar a viejo sin haber domado antes a mis musas. Un abrazo. Saludos.
José Antonio, curioso relato, lo sigo madurando.
Un abrazo
Hola, EPÍFISIS !!. Gracias por tu comentario . Disculpa la tardanza en responderte pero he estado liado. Abrazos.
Tierno y divertido a la vez; los abuelos son un tesoro y tu relato lo expresa muy bién, José Antonio.
Un abrazo.
Gracias por tu comentario, Nicoleta. Eso que comentas es muy cierto.No hay nada como los abuelos y abuelas. Abrazos.