SEP39. BEBÉ ENCONTRADO, de Eva Moreno Villalba
Tardé mucho tiempo en aceptar que no volvería a tener a mi hijo en mis brazos, por eso cuando me dijeron que había aparecido tal cual era, a pocos metros de donde desapareció hace diez años, al principio no pude creerlo. Pero sí, es él, no hay duda, ha vuelto. Le han hecho un montón de pruebas para averiguar si ha sido abducido, clonado, o puesto a hibernar en aras de algún experimento de la NASA, porque el tiempo no ha pasado para él, y eso no tiene explicación. Tests de ADN, extracciones, fotografías, radiografías…Imagino su cuerpecito helándose sobre una camilla blanca, soportando todo esto sin una queja… ¡Mi niño!
Quiero que lo traigan conmigo, que me dejen verlo y abrazarlo; ¡abrazarlo, abrazarlo hasta quedarme sin fuerzas, como hice por última vez el día que lo perdí! Pero por alguna razón me mantienen apartada en esta habitación, supongo que para estudiarme, después de todo soy la madre de un prodigio. Aun así no lo entiendo: me hinchan a pastillas, y en vez de alegrarse por mí, las investigadoras con cofia y bata no hacen más que repetir: “¡Pobre mujer!”.
Hola, genial relato. La imaginación de esta «pobre mujer» va más allá de la realidad, así termina en esa habitación apartada.
Me gusta el desenlace porque no me lo esperaba, me ha sorprendido.
Un abrazo
Suerte.
Este relato es curioso. Te engancha desde el principio, a ver qué pasa, cuál es el misterio, te lleva, te lleva y termina con un final inesperado. Además empieza con una alegria y termina con una pena.
Una mezcla rara de cosas, imágenes, sentimientos, sensaciones. Muy chulo.
Este micro atrapa desde el principio… cuando terminas, te quedas así, con la boca abierta.
Espero que tenga la suerte que se merece.
Me ha gustado Mucho.
Rosy
¿Me disculpas si vuelvo después a leerlo otra vez?.
No acabo de entender si el niño lo ha perdido y su madre en su mente no acepta la pérdida, aunque el título orienta a haberlo encontrado.
Sea como fuere hay tristeza en la situación.
Suerte y recibe mi saludo.
Casi estoy viendo a esta mujer dentro de una camisa de fuerza, vaya relato más delirante y triste.
Un abrazo.