Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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SEP51. Y COMIERON PERDICES, de Yolanda Nava

El final de mis cuentos infantiles  me lanzaba a los brazos de Morfeo con una promesa de felicidad eterna. Lo que menos me gustaba eran las perdices que acompañaban la dicha prometida, llegado el momento las cambiaría por mis alimentos favoritos: uvas, fresas, cerezas…
El tiempo pasó y en mi mesa no hay fruta ni perdices; la llenan latas de cerveza y ceniceros repletos de colillas. A mi lado ronca el último príncipe que me rescató en un antro oscuro y lúgubre la otra noche, la habitación de la pensión que compartimos no se parece a los palacios de mis cuentos y ya no tengo aspecto de princesa; los excesos de mi vida nocturna  han ajado mi piel, y las escasas visitas del dios del sueño han colocado profundas sombras debajo de mis ojos.
Algunas noches antes de tomarme las pastillas, la niña que aún habita en mi interior me lanza pedacitos de recuerdos, mi paladar se llena durante un instante leve como un parpadeo, de un sabor dulce e intenso, como de fruta madura.

 microsyotrashistorias.blogspot.com/

49 Responses

  1. Buena y triste historia de princesas perdedoras, que mientras esperan que en algún momento la vida le sonría.Mientras, solo los recuerdos infantiles son su alegría.
    Suerte Yolanda, me gustó tu historia.

  2. Desilusionada historia de una vida. Contrasta el jugoso recuerdo de una infancia feliz. ¡Qué pena que los sueños y los cuentos no se hagan realidad! Muy bien contado, Yolanda. Has conseguido ponerme triste. ¡Te parecerá bonito! 🙂
    A quien nunca desilusionas es a tus lectores.
    Una historia muy creativa para incluir «como fruta madura». Te lo tendrán que poner más difícil para octubre (para tí que sean «Cuatro o cinco extrellas»).

  3. Inés Zapirain

    Hola Yolanda:
    Me ha gustado mucho tu micro. Es triste, pero conserva esa pequeña dosis de esperanza en los recuerdos de la niñez.
    Yo soy de la opinión de que no hay que perder la inocencia, y cuidar mucho a la niña que llevo dentro.

    Un abrazo.

  4. Me ha encantado tu forma tan elegante y poética de relatar la vida de tu protagonista. Si no es la que deseaba, sí es la que ha escogido. Yo creo que esa niña que habita dentro de ella resurgirá, más tarde o más temprano. Precioso micro, como siempre.

  5. Calamanda Nevado

    Vamos a pensar que esos recuerdos, más adelante, tengan más fuerza que todo lo demás, y su vida gire, a mejor, por lo menos ciento ochenta grados. Suerte.

  6. El sabor dulce de esa vida tan deseada nunca la abandonará. El pasado se alimenta con buenos recuerdos, y el futuro con la esperanza.
    Me ha gustado tu historia, Yolanda. Enhorabuena pro el relato.
    Un abrazo.

  7. Un relato que lamentablemente progresa hacia la decadencia. Buen cambio desde las perdices pasando por los ceniceros, el insomnio, las pastillas y al final lo único que a veces nos queda: en el caso de la esccritora la imaginación, en el caso del personaje la esperanza.
    Un abrazo.

  8. Anonymous

    Cuántas veces nos rescata el niño que hemos sido, ¿verdad? y cuando nos sentamos a esperarle en las ojeras, a la sombra de nuestros ojos, viene corriendo a rescatarnos.
    ¡Suerte!
    Belén

  9. María Elejoste

    Triste dicen por arriba?, bueno a mí me parfece sereno, de aceptación de las propias circusntancias buscadas encima. Es un relato que pese a la cfrudeza se hace tierno, esta muy bien conseguido, sin ser ni lacrimógeno ni descriptivo. Mezclas bien realidad y recuerdos, me gusta el estilo y el contenido poco habitual de hacer protagonista a un no-triunfador. enhorabuena y gracias por recordarnos que todos llevamos un niño dentro, a veces egoista, a veces inocente, y siempre con un halo de felicidad aunque sea ya lejana.

  10. Yolanda, tu relato me ha sumergido en una peli italiana o española que más da, en blanco y negro, donde la decadencia del hombre y de la mujer están parejas.
    Muy visual y emotivo.
    Un beso

  11. Yolanda, de lo mejor que te he leído. Me ha encantado pero me deja un poso negro difícil de limpiar. Volver a ser un niño, tener a nuestro alcance cualquiera de nuestros sueños, y tirar por la ventana los ceniceros llenos de colillas, las pastillas, los príncipes y las putas perdices. Mucha suerte, gran relato. Un abrazo.

  12. Nicoleta

    Yolanda, me ha gustado como has expresado el contraste entre los recuerdos de la infancia y los desengaños del presente. La niña es una rebelde – no le gusta el final feliz de los cuentos, siempre trata de cambiarlo a su gusto; en la vida hace lo mismo, elige una vida de excesos, pero las consecuéncias son duras. ¡Felicidades!

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