SEP56. EL MEJOR REGALO, de Begoña Heredia Ortiz
He cumplido doce años. Ese secreto que guardo desde la niñez, hoy puedo contártelo. Anoche, a mi padre, al entregarme el regalo justo al dar las doce, le tembló la voz. Casi sin mirarme, como con vergüenza, me dijo:
– Piensa en esas manzanas ya maduras, jugosas y que sabemos que pronto caerán del árbol. Antes de que eso suceda y se estropeen en el suelo, juntos las recogemos. De la misma forma creo que ya estas preparada y hay algo que debes conocer.
Al ver que sus ojos no se posaban en los míos, sentí dolor y alegría, no quise hacerle sufrir más y me abracé a él.
-Esta manzana quiere darte las gracias por los años que me has regalado, por la vida que me has dado, por amar a mama y no abandonarla.
Balbuceó un “te quiero” y nuestros ojos comenzaron a temblar.
Cuando él me miraba y cogía mi mano para cruzar la calle sentía y deseaba lo que yo sospechaba. No he vuelto a ir al faro a llorar. Hace años que se que tío Roberto es mi padre.
Querido diario, me siento orgullosa de ser la Galleguca.
Precioso relato, el salto de la niñez a la juventud es importante y con ello muestras los sentimientos de un padre que ve que su hija se está haciendo mayor… me siento identificada.
Un abrazo, Sara. Gracias por «contármelo».
Gracias Sara, tu si que podrias contarnos. Recojo tu abrazo y te envio otro mio.
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Has escogido una fruta, la manzana,que además de mucha simbología,llena tu micro de dulzura.
Mucha suerte,
Paloma Hidalgo
Gracias Paloma, una de mis Palomas ( permiteme este forma de llamarte tan posesiva) Ahora te diré, es dificil no escoger la manzana viendola como mensaje subliminal en el blog… Suerte tambien para ti.
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Ahora para las dos, soy consciente de que me echo arena a mis propios ojos y doy conclusiones anticipadas al jurado, pero con este relato no llegaré ni a la mención. Por si sólo , sin haber leido el primero de la Galleguca, no es posible entenderlo, pero en esta ocasión queria darle un final bonito al personaje, de hecho, la galleguca existe de verdad, aunque no se llama asi, así la he bautizado yo para el relato, ni tiene un tic en ojo, ni su historia es así: el tio-padre, se largo con viento fresco, y seguro que no fue el gallego, pero cuando se lo escuché contar a ella, a la verdadera, una mujer de mas de ochenta años, se me ocurrio que aunque sólamente fuera de una manera literaria, habia que darla a esa ancianilla un final feliz.
Vengo de tu casa, de tu ventana abierta…Los relatos tienen vida propia, cada uno la suya, esa es la magia de las palabras. Yo que tú, seguiría creyendo en ella.
Paloma Hidalgo
Ya lo sabes, «creer o no creer…», yo me quedo creyendo en la magia de cualquier cosa. Vi tu comentario en mi ventana.
Gracias Paloma
Hermosa historia. Y muy acertado el medio que has escogido para relatarla, a través de una revelación al diario. Enhorabuena.
Gracias Joaquin, me encanta que lo hayas leido y hayas comentado, y si ademas te ha gustado , estoy más que encantada.
Leí la primera parte, Begoña, y me ha gustado lo del diario. Me parece buena idea prolongar la vida de los personajes y creo que en este caso merecía la pena y además me ha gustado el ¿desenlace? ¿Habrá más entregas? Por mi, genial.
Un abrazo.
Gracias Susana, ¿ más entregas? ¿quien lo sabe? es posible que la Galleguca se convierta en… no lo cuento , se desvelarian otros relatos.
Un abrazo
El título es perfecto. Sí ya recuerdo otra entrega de la galleguca, a ver si el mes que viene es toda una estrella!!!, o quizás triunfe este mism o mes.
Dice y no dice y se entiende bien. Es tierna la niña, coincido con Ana. Sorprende un poco la madurez del comentario en una niña de 12 años, pero si me dices que es de una persona mayor que habrá pasado por una guerra etc, ya me lo creo todo, hay cosas que nos hacen madurer deprisa. Muy bonito Begoña!!
Maria, agradezco tu cmentario, en realidad, esa mujer no vivio la historia como yo la cuento, aunque le hubiera gustado, pero la vida a veces supera a la ficción en crueldad.
Tu micro es de los que hacen asomar las lágrimas pero a vote pronto, encuentro que la frase final sobra, pues no sé qué tiene que ver la galleguca en esto.
Tampoco entiendo lo del faro… ¿Se produjo ahí? ¿El qué? ¿Se murió su tío-padre?.
No, verdaderamente, el micro se pierde al final y eso que aún así me ha parecido enternecedor. Pero poco comprensible.
Acabo de pasarme por tu blog, por si encontraba alguna joyita y sí, encontré la primera con el primer micro Aire y la segunda con La galleguca. Me gusta más este micro pero con las explicaciones de aquél y sin las tuyas de en medio que acabo de ver en los comentarios.
Perdona si me repetí pero es que leerse los comentarios es imposible para mí.
Me añadí a tu blog y lo puse en el mío. Me ha gustado mucho.
Muchas gracias Ricardo, y seras muy bien recibido en mi mundo atraves de la ventana, me alegro de que hayas leido el blog,y te hayan gustado los relatos que mencionas,
Un abrazote
Siento que la pagina se haya dirigido a mi correo con seudonimo, pero da igual, soy la misma y el abrazo sigue siendo válido.
Begoña, he recordado el anterior y también me ha gustado, pero me parece mal que lo conviertas en un libro por entregas (como la Asensi).
Te mando la foto del día de mi boda.
Un beso pucelano
Epi, cada dia te queremos más.No tengo intención de hacer una telenovela con la pobre chiquilla como si fuera Lucecita( te acordaras de esta famosa de los años 70) creo que ya tiene un final feliz. Por cierto , dime¿ De cuantas miles de formas te has disfrazado?
Otro beso pucelano/cantabro
Yo era más de «Ama Rosa», venía corriendo desde el colegio Nuestra Sª de Lourdes y siempre encontraba a mi madre en la cocina haciendo algo, un beso y me sentaba a su vera, en una silla baja. Ahora cuando voy a la residencia, llego la beso y me siento a su lado y lloro por dentro.
Epi, que me vas a hacer llorar y tu eres mas de hacernos reir. Uffff, que imple, te entiendo.
Un besito como el de las mamas.
Precioso relato de iniciación a la vida adulta. Una amiga mía me enseñó que los hijos son hijos del corazón, nunca de la sangre. Esa, en muchísimas ocasiones, no sirve para nada. Bellísimo. Un abrazo.
Gracias Mar, y si efectivamente tu amiga tenia razón, aunque la sangre tira mucho, el corazón siempre es más fuerte, yo conocí unas personas que adoptaron una niña con sindrome down , al final la chiquilla murio despues de ocho años de tenerla con ellos, la madre adoptiva aun hoy sigue sufriendo por esa muerte.
Begoña, me gusta la sorpresa de que el relato sea una continuación de La Galleguca, un relato tuyo de un mes pasado. Muy sentimental y emocionante.
Un abrazo.
no sé si se trata del faro de Santander, este tiene muy triste historia: de ahí precipitaron a los de derechas al vacio… supongo que el verdadero padre de esta niña pude ser uno de estos…
opino como Mar Horno por lo de la filiación:
«Precioso relato de iniciación a la vida adulta… los hijos son hijos del corazón, nunca de la sangre. Esa, en muchísimas ocasiones, no sirve para nada…»
a los doce años puede ser uno ya muy «madura» es según el entorno y la historia personal…