SEP63. INMADURO, de Fernando Andrés Puga
– ¡Tomatelás, nene! Andate a tu cuarto y cerrá bien. ¿Okey? ¡Y pará de llorar de una vez, maricón!… ¿Qué estás esperando? ¡Dale! ¡Andate de una vez, querés!
No me fui. Me quedé detrás de la puerta cuidando de no hacer ruido. Del otro lado seguían los golpes.
Cuando el silencio llegó, entreabrí con cautela y me asomé.
Aquel hombre yacía boca abajo. Ella le había clavado un cuchillo en la garganta y la sangre fluía incontenible. De pie, lo veía morir sin perturbarse. Corrí y no me detuve hasta caer exhausto en el banco de una plaza. Me recogió una camioneta que tenía los vidrios polarizados. Lo recuerdo. No supe por dónde me llevaban.
Con el tiempo, lo que vi entonces en aquella habitación se tornó confuso; se mezcló con lo que creí haber visto, con lo que me dijeron que pasó, con imágenes de películas, con noticias policiales. Tal vez lo que aquí cuento no sea del todo cierto.
Ya no tengo ocho años, pero sigo sin entender. Dicen que me desmayo cuando veo sangre. Es posible. Será por eso que prefiero hacer mis trabajitos con un rifle y desde lejos. Por cierto, tengo buena puntería.
Casi me matas a mí también, por un momento dejé de respirar…Generalmente los sicarios no me gustan, sin embargo con el tuyo empatizo. Te lo diré a bocajarro,me ha gustado mucho tu relato.
Saludos y Suerte
Paloma Hidalgo
Gracias. Quizás te empatice este individuo porque no dejó de ser un niño, haga lo que haga.
Saludos y Gracias otra vez
Los inicios, la vida familiar marca mucho. Al final se repiten las historias o los errores. Podía haber llegado a ser un buen hombre, pero hubiera sido lo más dificil, irreal, un texto casi de ficción. Aunque él sigue sin entender… esa matización me ha gustado mucho. Es el quick de la narración.
Un saludo.
Amparo Martínez Alonso.
La última parte del relato (desde «con el tiempo») es desgarradora y la que más me ha llegado. Me parece que este texto es lo suficientemente bueno como para desarrollarlo en más de 200 palabras.
Un abrazo.
El malo como protagonista, y ademñas de los que me gustan ni todo es blanco ni todo es negro, Que cierto es que en la infancia se nos graban cosas que luego quedan latentes ahí al acecho. Partes muy diferenciadas, el maltrato, la muerte, la huida (secuestro??) y el presente desgarrador. El título de «inmaduro» cierra el círculo, bien.
Fernando, muy bien llevado el relato, realmente no se sabe que pasa en el cerebro de un maltratado tanto físico como psíquico para repetir los comportamientos.
Un abrazo
Agradezco mucho los comentarios. No sé qué más decir. Me agrada que el cuento despierte interés y logré la ambigüedad deseada. Gracias otra vez.
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Muy interesantes los mecanismos psicológicos de este criminal. Final muy bueno, sorprendente. Suerte, Fernando.