SEP63. TORMENTA DE VERANO, de Mercedes Marín del Valle
Sentado en su silla de diario contemplaba las paredes cuajadas de flores de su patio. Flores en lienzo y flores en tiesto, siempre flores.
No pensaba en nada y reflexionaba sobre todo.
Sus ojos semicerrados a la luz de mediodía evocaban todos los sonidos que ahora escuchaba y entonaba con dificultad.
Espesas nubes augurando tormenta consiguieron que abandonara, a regañadientes, su palco privilegiado frente a aquellos pájaros coloridos de canto incansable.
Los truenos revivieron la época en que trillaba la mies cuando aún era un niño. Truenos precedidos de rayos fulminantes y quebrados, capaces de calcinar la vida.
Antes de que hubiese abandonado el umbral, un aguacero violento mojó sus talones desnudos. Sentado tras los visillos miraba al cielo con respeto. El tiempo había mitigado su impaciencia de antaño.
En el transcurso de la tormenta evocó fechas y sucesos, repasó su devenir y se enfrentó a su presente. La vida, ineludible y cruel, le había zarandeado sin piedad.
El arcoíris abriéndose paso por encima de la barandilla que días antes pintó de verde, coloreó su pelo níveo e iluminó sus mejillas. Su corazón suspiró y su boca esbozó una sonrisa. No había porqué volver atrás, todo estaba en su sitio.
Mercedes, esa paz y y tranquilidad de vida, en las etapas más avanzadas de ella, y caracter se respira en tu cuento. Suerte y saludos
Gracias Calamanda. Me alegro te haya gustado. Suerte a ti también, en la vida y en el cuento.
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Cora, bonito e interesante recurso el asociar o comparar una tormenta con la vida de tu protagonista y con sus sentimientos una vez que ha pasado esta.
Saludos y suerte.
Pensé en mi padre, me puse en su piel y salio esto. A él le gustó mucho. Ese es el mejor premio.
Gracia Rafa y suerte a ti también que veo que vas dejando cosillas por aquí y por allá. Feliz tarde.
Por cierto, enhorabuena por tu ENVIDIA que en este caso es sana.
Muchas gracias por tu felicitación, Cora. Y sí, ahí vamos dejando cosillas, cuando uno puede, que tampoco tiene mucho tiempo, y además los nios acaparan el ordenar más de lo que yo quisiera.
Un abrazo.
Nos veremos en el libro. O mejor dicho, nos leeremos en el libro si Dios quiere. Escribe en la libreta que es muy sano para la artrosis jajajaja. Feliz mañana.
Bien mercedes, tienes razón, por qué vamos a tener que volver atrás?
Sabes el primer parrafo toda esa descripción me ha recordado la escena de marlon Brandon antes de caer desplomado en su jardín jugando con su nieto.
Quizás eso me hizo pensar un final distinto, pero el poso de clama se ha mantenido en todo el relato.
Suerte.
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Ah, la calma, la calma, cuanto cuesta conseguirla… y volver para atrás…¿para qué? ¿acaso no somos almas sin edad?
Gracias por tus palabras y suerte con tus relatos. Que seas afortunado.