SEP70. EL GRAN LABERINTO, de Belén Molina Moreno
Viajo por el laberinto universal y, antes de seguir por cualquiera de los vericuetos que se abren ante mí, reposo bajo el árbol conocido como Solarsis. Ofrece frutos de varios colores y tamaños. Éste es un territorio extraño y desconozco el color de la madurez.
Los frutos más cercanos, los merkur, son pequeños y amarillos. Cojo uno. Pica tanto que quema. Lo tiro y grito. Alcanzo otro algo más arriba, un afridta de un plácido color verde, que me alivia la quemazón. Su tacto sosiega y su aroma inunda. Presumo que aún no está maduro.
Los terre, de un bello color azul, cuelgan de la rama superior. Los ignoro por su textura cambiante, a veces fluida y a veces rocosa. Estirándome un poco, llego a los marti de rojo intenso, que parecen estar en sazón. Arranco uno, su olor es áspero y su gusto erizado; un ejército de espadas ha invadido mi boca. Lo escupo y, a mordiscos salvajes, devoro todos los frutos azules. He liquidado los terre en un inútil intento de aliviarme.
Me levanto y no sé qué camino tomar, porque no tengo donde ir.
Jo, que árboles más bonitos. Me encanta el planeta ese, tan vistoso y original.El color de la madurez depende de cada mundo, al parecer.
Ese final es preocupante,muy preocupante. Tan grande el laberinto y tan vacío.
El relato me gustó por imaginativo y colorista. Suerte.
Gracias Antonia. Esa es la idea con la que escribí el relato, que la madurez depende del mundo en que se esté y que se sepa reconocer…cuando se sepa.
Tenía dudas de que reflejara lo que quería, así que GRACIAS por tu comentario.
Belén
Gracias Ana.
¡Ojalá que no!, pero la cruda realidad no deja mucho sitio al optimismo. ¡Menos mal que está la imaginación!
Belén
Solarsis me ha recordado al árbol de la vida…, me han gustado los terre, cambiantes en textura.
Muy original.
El final, angustioso.
Un abrazo, Belén.
Gracias Inés.
Esta vez la imaginación se ha sentado a mi lado, je, je.
Un beso,
Belén
Con tu relato me has trasladado a un paraíso donde la diversidad forma parte de la belleza. Una vivencia muy agradable poder perderse en ese laberinto.
Muy original y repleto de sensaciones. Suerte!!!
Un abrazo!!!
Gracias Pilar por haber leído mi relato y disfrutado con él.
Un beso,
Belén
Hola, Belén!
Original manera de aunar sensaciones, olores, tactos diferentes a través de otras tantas denominaciones extrañas, curiosas y a veces inquietantes.
Me ha gustado… sí… me ha parecido un lienzo salpicado de texturas diferentes, un universo particular, extraño, silencioso, en el que sólo se oyen estos colores, sabores…
Que tengas muuuucha suerte!!
Un abrazo de
Marta
Hola Marta:
Y a mí me ha gustado mucho el cuadro que me regalas con tu comentario.
¡Gracias!
Un beso,
Belén
Utilizas la metáfora del laberinto que es uno de mis fetiches preferidos y además lo aderezas con un árbol que es pura imaginación. Lamentablemente al final, hay que elegir un camino, o no elegir, que también es un camino. Al menos, con tu relato podemos disfrutar de sensaciones inesperadas. Igual que a Inés, las texturas cambiantes de los frutos azules me motivan.
Hola Jesús:
Me gusta lo que dices en tu comentario, acerca de que ya que hay que elegir camino, por lo menos, hacerlo disfrutando.
Gracias,
Belén
Lleno de colores y sabores. Qué bien!!
Suerte, Belén!!
Gracias Vidal por haber saboreado el relato.
me gusto mucho tu relato porque bien diferente de los demás, con este árbol extraño con diferentes frutas a punto de maduración diferentes…
como el árbol de las familias adonde las generaciones se codean… como el árbol humano con sus diferentes razas, sus diferentes criterios, lo mismo para ritos de la pubertad como para la madurez…
Jesus haciendo hincapié en el laberinto amplia todavía mas tu relato con esta frase:
«Lamentablemente al final, hay que elegir un camino, o no elegir, que también es un camino.»
porque en la vida hay tantos caminos posibles como frutas diferentes en este árbol… y demasiado a menudo no sabemos cual es el camino adecuado…
Gracias Kistila. Me gustan mucho las comparaciones que haces con el árbol de la vida y me halaga que te las haya inspirado mi relato.
Un beso,
Belén
Hola Belén tu relato me ha gustado porque es muy original. Tienes razon la vida es un laberinto en el que nunca sabemos que decisión tomar. A veces pensamos que estamos tomando el camino correcto pero el tiempo nos enseña que nos equivocamos muchas veces.
Te deseo suerte.
Saludos
Gracias José Ángel. Me encanta y me anima que te haya gustado mi relato.
Un saludo,
Belén
Belén, bonito relato de un planeta imaginario, quizás futurista, quizás apocalíptico, pero origina.
Un beso
Gracias Epífisis. Es un paseo por las frutas de la imaginación que a veces sale mejor y otras peor.
Un beso,
Belén
Ja ja que original!!!!, me encanta el comentario de Antonia de que cada uno tiene o encuentra su propia madurez.
Solarsis, merku, terre, marti… cuidado con los jupis que producen gases, a los satur hay que pelarles los anillos antes de nada, de los uris y neptis poco se la verdad, ah y
ojo con los lunis que ahora menguan y se quedan en nada…
Super original y con metáfora.
¿Cómo que «no sé qué camino tomar, porque no tengo donde ir.?». El universo es tuyo está a tus pies.
¡Me has pillado María! :)))), con los satur no me atreví, por si se caían los anillos y con los jupi tampoco por si algún gas era inflamable.
Un beso,
Belén
Suerte, Belén, con tu micro de ciencia-ficción!
Gracias Ricardo. Te deseo también toda la suerte del universo.
Saludos,
Belén
Felicidades, Belén. Ha sido un placer perderse en tu laberinto. No sé si debo salir de tu imaginación. Igual me espero hasta que los merkur estén bien maduros: grandes y verdes. En la otra mitad del árbol es verano y aún hay muchas ramas con terres escondidos entre las hojas del Solarsis. ¡Suerte! Saludos. 🙂