SEP71. COSAS DE LOS DIOSES, de María Rojas
Tenía el corazón acogotado de andar dando tumbos entre fieros hechizos. Así que un día, decidí volver. Me afeité el bigote, me puse la mejor camisa y el pantalón arrebolado. Cargué con lo poco que tenía y con la esperanza florecida, emprendí el regreso. Mas los dioses, caprichosos, ya habían marcado para este negrito correrías en mundos oscuros y propensos al olvido.
Los dioses no nos dejan en paz, María, con las ideas tan buenas que tenemos.
Un saludo
Juan M
juanmanuelsanchezmoreno.blogspot.com
Hola, María.
Me da rabia tanta intervención de los dioses en la vida de los humanos, que nos dejen en paz de una vez.
Me ha gustado mucho tu relato, así que felicidades.
Un besote.
Efectivamente Juan M. y Towanda que nos dejen en paz y se vayan a la porra.
Hasta pronto.
Quizás ese había sido su destino…
Me gustó, María
Mucha suerte!!
Abrazos
María Estévez
El destino en que quizás él se quería sumergir.
Felicidades María E.
No somos nada maría, aunque a veces podemos parecer semidioses.
suerte con tu micro
A veces ponemos toda nuestra energía para intentar que nuestra vida cambie de rumbo pero, ni por esas. Si la suerte no está de nuestro lado, lo tenemos crudo. De todas formas, hay que intentarlo. Suerte y saludos
Efectivamente, no somos nada y muchas veces andamos sin rumbo así tengamos trazado el camino.
Saludos y gracias a los dos por comentar.
María, aunque se lee muy bien, no sé de quien hablas y quedo a verlas venir. Veré comentarios. Ah, hablas sobre los dioses y sus caprichos. Bueno, otra vez será.
Estimado Ximens. Hablo del viajero que por más que quiere volver a sus querencias, no puede, por causas ajenas a sus deseos.
Gracias por comentar.
Me gusta la ironía de este relato, María. Uno da tumbos por la vida y cuando cree que regresa a su camino resulta que ahí no hay nadie que lo recuerde, qué cierto.
Buen relato, me gusta.
Un abrazo.
Efectivamente Isabel. Creemos regresar y o no encontramos el camino o nos perdemos en otros mundos desconocidos.
Abrazos.
Al menos el recurso de la intención la tuvo, aunque todo se quedara en el intento, y vacío en el regreso.
Suerte y recibe mi saludo
Pero recuerda Anna que el pobre no tuvo culpa alguna, e iba con la «esperanza florecida».
Felicidades.