SEP74. FRUTOS ESTELARES, de María José Pérez Bailez
Las cuatro de la mañana; las cinco. ¡No puedo más! No consigo conciliar el sueño. Con antojo de fruta, salgo a la terraza. ¡Cómo brilla el cielo! Cual plateados racimos de uvas bailando en la distancia sobre este telón azul noche, las estrellas. Como fruta madura parecen invitarme a extender mi mano y alcanzarlas atrayéndolas a mi agitado corazón. Su luz de oro despejaría las dudas de mi mente, su fresco néctar haría descender la fiebre que padezco. Su magia… ¡Oh, su magia! ¡Me transporta de nuevo al anhelado Paraíso perdido!
El cósmico cesto de planetas, estrellas, Vía Láctea y otros apetitosos frutos estelares nos invita a vivir una cosecha de Armonía.
Qué hermoso relato, Mery. Tus frutos estelares dejan una grata estela después de leídos y nos transportan a una dimensión idílica. Muy logradas esas metáforas cósmico-frutales que vas desgranando en racimos…
Un abrazo
Ricardo J. Gómez Tovar
Esa fruta plateada es especial.Tu relato muy poético. El universo es fascinante, como un mar aéreo que invita a caminos inalcanzables. Muy hermoso tu cielo.
Felicidades.
Es precioso, Mery, me gusta mirar al cielo en las noches claras y disfrutar de su inmensidad y su silencio. Con tu relato me he transportado a un escenario inigualable.
Has utilizado unas metáforas muy acertadas. Precioso!!! Suerte !!!
Un abrazo!!!
Ana, Antonia, Pilar P, muchísimas gracias por vuestros comentarios. Gracias por apreciar esta fusión tierra-fruta cielo-estrellas. ¡Saludos cordiales!
Un universo refrescante donde podemos disfrutar y maravillarnos ante lo grande y lo pequeño por igual.
Sí, Jesús, este gesto nuestro de alzar la vista parece que invita al corazón también a elevarse por encima de todo lo que nos «apaga» a veces a lo largo de la vida cotidiana, y como captas bien pequeños o grandes «mundos» nos fascinan con su mágica luz.
Ricardo, gracias por compartir el sabor aportado por estas cósmicas frutas maduras. Es mi intención, precisamente, poder aportar dulzura y bienestar a través de las palabras.
Al fin y al cabo, cada uno de nosotros, cual las estrellas, tenemos una luz propia con una determinada misión.
Saludos.
La ἁρμονία que nos sugieres, María José, es lo que buscamos.
Muy bonito.
Un beso
Al menos la belleza del Universo siempre nos ayuda a encontrarla, cuando nos paramos a contemplarla, claro. Muchas gracias Epífisis.
Besotes.
Mira nunca se me hubiese ocurrido relacionar planetas con frutas, estrellas con racimos de uvas bailando… qué original. Relato estelar y frutero…mágico y dulce!!!
¡Gracias María! Se me ocurrió alzar la mirada por aquello de «como es arriba, es abajo». Creo que encontramos esta dulce magia, precisamente, al atrevernos a volar por espacios más amplios, saliendo de la rutina y lo convencional.
Saluditos.
Muy bello relato, María José. La próxima vez que mires la luna y las estrellas piensa que todos de este blog miramos las mismas «frutas» del cielo, y también las miraron todos los grandes poetas del mundo, en su época.
Suerte.
Hola Nicoleta! Gracias por tu sensibilidad y hermandad, se trata de eso, verdad, nos une el amor al Arte y a la Belleza, por eso estamos aquí compartiendo.
Saludos!