SEP93. VERDE DONCELLA, de Carmen Martínez Marín
Érase una vez una verde doncella…Así empezaba siempre el cuento a su nietecita Clara, sin palabras rebuscadas; sí con muchos giros y vericuetos inesperados que hacían que la niña abriese los ojos con gran admiración hacia el abuelo. Tenía el arte de contagiar entusiasmo, él conocía bien la narración oral. ¿Y cómo sigue?.. Espera, espera que todavía no hemos llegado al final. Con su voz temblorosa, pero templada, lo hacía largo, lento y con muchos detalles. Clara expectante nunca dejaba de sorprenderse. Sabía que él lo agradecía. Boquiabierta prestaba atención hasta la frase mágica…Y aquella verde doncella, sólo le faltaban unos días de sol para adquirir el brillo y la mácula sonrojada por los rayos, para dejar de serlo. Abuelo, esa soy yo. Él siempre le respondía lo mismo: sí, tú algún día serás como la fruta madura.
Pasaron los años y Clara supo que “Verde doncella” era aquella manzana que el abuelo, después de sacarle brillo, frotándola sobre sus pantalones le daba del huerto. Ahora que él ya no está, ella lleva la producción. Cuando las envasan en cajas, repasa el calibre, el brillo y la maduración. Se acuerda de las noches de cuento del abuelo.
Carmen, una historia entrañable. Clara tuvo mucha suerte de contar con su abuelo.
Un abrazo.
Quiero dejar una aclaración por si se puede subsanar la protagonista del relato se llama Clara, se me ha colado Carmen después de un punto y aparte… Mil perdones.
Gracias y besicos
¡Gracias JAMS, por la corrección!
Besicos de mi «verde doncella»
Cabopá, cuánta ternura encierra tu cuento intergeneracional.
Mucha suerte
Un abrazo
Paloma Hidalgo
Dulce, con esa pátina dichosa de la infancia y la sonrisa que nos despierta el recuerdo de los abuelos.
Un abrazo.
Una historia entrañable Cabopá.
Besos desde el aire
Capola, los abuelos y sus historias, que gran tema para la maduración de las mentes infantiles. Tu relato trae el sabor de las manzanas asadas de mi abuela. Venga, suerte en la vendimia.
Hola Capopá, a mí, los abuelos y nietos me pueden. Es una relación tan especial como ninguna otra, que supera todas las que mantenemos a lo largo de nuestras vidas, ya sean, padres, amigos, hijos, maridos o amantes. Todos los abuelos nos contaban cuentos de tradición oral y lo hacían a las mil maravillas, la mayoría apenas sabía leer. Lásmita que se esté perdiendo. También me ha gustado mucho que la nieta siga con el negocio del abuelo y con cariño lo recuerde en su trabajo.
Un beso muy grande de mi parte y ya te he iré visitando, poniéndome al día con los amigos.
Besicos ya un poco de final de verano.
Gran abuelo, Carmen, el mío no era cuentero y me da un poco de envidia.
Un beso.
Precioso Cabopá, un relato lleno de añoranza, me encanta la forma en la que describes a la niña con esa admiración hacia su abuelo, y ella siendo sabedora de que a él le agrada su entusiasmo. Besos y mucha suerte.
El tema de la fruta madura, lo has llevado hasta el extremo de los recuerdos envueltos en la peladura de doncellas «verdes». Me gustan las historias que hablan de relaciones abuelos-nietos, y que narrados con esta sencillez y dulzura ayudan a revivir muchos momentos.
Mucha suerte para este mes y felicidades por esta contribución. ¡Ojala tuviera tiempo de leerlos todos!. Snif.
Besos amiga.
Preciosa historia.Besicos
Bonita manera de recordar al abuelo.
Un saludo.
Preciosa tu historia, Capobá. se nota la ternura en esa relación tan entrañable. El abuelo ha permanecido en el recuerdo de Clara.
Besitos
No puedo más que reiterar los comentarios anteriores. Me gusta mucho el comienzo con «Erase una vez ..» mezclando cuento y realidad. Las historias de abuelos y nietos, siempre tan entrañables, igual que tu relato, enhorabuena Capobá/Mº Carmen.
Los abuelos que cuentan hisotrias siempre quedan en las mentes infantiles. Tu relato es precioso, hasta el aroma de la manzana trae.