Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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SEP98. FELIZ TRÁNSITO, de Nicolás Jarque Alegre

María, “la Lirio” volvió en el tren de las cinco de la tarde a su pueblo, desprovista de su estrella dorada y de los aplausos en los teatros abarrotados. Para la ocasión, lució un vestido negro de Chanel y un chiguagua a juego. De esa guisa y sin equipaje, se apeó en la estación abandonada y, por un instante, recordó la despedida que tuvo cincuenta años antes. Sus padres, el alcalde, la banda de música, el pueblo entero, y hasta el sol, no fueron avisados de su presencia. Con lágrimas en los ojos y el can atado a una correa, inició el lento caminar a sus orígenes. En las primeras calles empedradas, no se percató de que su vestido se coloreó de flores vivas, Lulú se transformó en una cabrita silenciosa y su figura anciana se rejuveneció. En la fuente seca, sin ninguna alma que pudiera reconocerla, ya pasó velozmente y canturreando coplillas como la pequeña Antoñita Luján que fue. E, irremediablemente y para su regocijo, a su casa llegó convertida en una dulce brisa del sur, para incrustarse, entre llantos de alegría, en el retrato olvidado de familia, mientras en la iglesia las campanas repicaban a muerto ilustre

http://escribenicolasjarque.blogspot.com

32 Responses

  1. La Lirio regresa a su pueblo, a sus orígenes, para acabar allí sus días. Es la llamada de la tierra natal…»en las primeras calles empedradas» dará el último soplo de vida y se convertirá en «una dulce brisa del sur». Me ha gustado mucho cómo has escrito tu relato.
    Un saludo y suerte.

  2. Qué resonancias a Macondo he encontrado en tu relato, Nicolás. tu Antoñita Luján es uno de esos personajes que se quedan con insistencia en la memoria, y todo gracias a ese retorno a los orígenes que has descrito de forma tan original y hermosa. Me encanta. Saludos.

  3. Qué saben en su pueblo lo que es esa apenada Lirio, que les canta coplas a los marineros en el café de La Bizcocha, en Cai. De regreso a su realidad sin potingues, La Lirio llora por fin su pena.
    La de veces que cantaban en casa las penas de La Lirio…
    Qué ratito de nostalgia he tenido, Nicolás. Gracias.
    Juan M
    juanmanuelsanchezmoreno.blogspot.com

  4. Me has robado todas las palabras. Con el permiso de todos los demás, este cuento me ha robado el sentido. Maravillosa deconstrucción del personaje. En dos palabras, IM presionante.
    Un beso Nicolás. Suerte no, que no la necesitas.

  5. Me ha encantado la historia, Nicolás. He de decir que lo de ‘ninguna alma’, aunque no sea incorrecto, me ha pitado un poco en los ojos. Seguro que ‘La Lirio’ de la canción estaría orgullosa de tan bello homenaje.Un abrazo.

  6. Feliz regreso a los orígenes. Lo mejor el integrarse en la foto y la ambientación. No ha faltado nada.Y aunque no tenga nada que ver me recuerda a «Hasta que llegó su hora». Las estaciones, los trenes, siempre evocan caminos, vivencias, regresos. Quizás por eso dicen que todas las películas en las que el tren tiene una importancia ninguna es mala. Igual con tu relato. Mucha suerte, por que el regreso de la Lirio bien lo merece. Abrazo.

  7. Un relato de esos que me duran un tiempo en la cabeza, recreando las imágenes sugeridas. Mucha magia y buen hacer. Y sobre todo, y mi más sincera enhorabuena por ello, arriesgado, por jugar tan bien con los límites entre realidad y ficción.
    Un abrazo.

  8. el volver a sus orígenes es volver a un mundo de colores y alegrías…

    » no se percató» cierto… y «su figura anciana se rejuveneció» ahora que no tiene publico…
    la lirio… lulú… antoñita… ya puede » entre llantos de alegría» volver a ser ella misma…,.

  9. A través de ese recorrido inverso a su partida consigues dibujarnos en pocas líneas cómo ha sido la vida de ese fantasma que regresa para ocupar su lugar en el panteón de retratos de la familia. Me parece estupendo la transformación de la pena hasta su alegría final, cuando ya nos la describes como niña.
    Saludos y suerte.

  10. Bueno, pues yo acabo de volver de vacaciones. Y tampoco ha venido nadie a recibirme. Me he encontrado la casa vacía, pero al menos, las campanas no tocan a muerto….

    En serio ahora. Precioso relato, maravilloso, estupendo, genial, «lírico»… escrito con maestría de la buena. Me ha gustado muchísimo, NIcolás!!.

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