88. SÍ, TODOS.
Cansado de monotonías, de sinsentidos, de pelmas y especies similares, decidió poner en perfecto estado de revista a su vieja BH de montaña. Era de cabalgadura un tanto pesada y pasada de moda, pero no hay mejor útil que el que a cada cual le resulta el mejor útil.
No había fijado fecha, pero en un prometedor amanecer, decidió dejar atrás todo y huir hacia adelante. Comenzó a pedalear sin rumbo fijo, subió montes, visitó aldeas, bajó valles, atravesó fronteras, cruzó pueblos y ciudades alternando veredas, carreteras, sendas y caminos.
Oyó otros idiomas, se enamoró de paisajes, de mujeres y hasta de bicicletas.
Escuchó su silencio, soportó pendientes, sufrió desdenes femeninos y maldijo las averías de su cabalgadura.
Exhausto pero gozoso, se detuvo ante unos monumentales arcos de piedra vetusta. ¡Era el Coliseo!
Y recordó que… todos los caminos llegan…
IsidroMoreno
Todo un gran road-story nos propones, Isidro. Yo me subo también y pedaleo cada kilómetro con tu prota, sí señor. Un gran relato que no es de huida, sino de nuevos horizontes. Un abrazo y enhorabuena.
Yo sigo pensando que es también una huida y difícil, pues romper con lo cotidiano no es nada fácil, a pesar de ser un deseo que a casi todos nos ronda muy frecuentemente, pero hay que tener mucho valor para dejar atrás y buscar nuevos horizontes.
Muchas gracias por tu comentario. Bss.
isidro, si, todos conducen como en tu original relato. Suerte y saludos
Hace dos mil años no cabía duda de las direcciones de todos los caminos. Roma era el imperio por excelencia, ahora me queda la duda de saber si realmente no acabarán en Berlín.
Gracias Calamanda por tus palabras.
Un viaje en bicicleta te hace ver nuevos mundos y si saltas las metas, aun sido el último en llegar…pues eso !chachi¡…tío!.
Sí Arturo, como dice la canción, lo importante es llegar.
Gracias por tu comentario.
Una huída llena de esperanza con esa frase final que deja en el aire un aroma fresco: «todos los caminos llegan…». Y es seguro que hay alguien esperando.
Me gusta. Suerte.
Un saludo, Isidro
Muchas gracias por tu comentario Margarita. Me alegra de verte también por aquí. Al final con esto de los relatos, todos los caminos nos llevan a Roma.
Un beso.
Gracias por tu comentario Ana. En cuanto a la frase que citas, se trata de una sencilla reiteración para un concepto también sencillo, en el que intento aclarar que a pesar de ser una bici vieja, pesada y desfasada, para él era la mejor.
Tengo un amigo que le encanta escribir con viejos bolígrafos baratos, mordisqueados y despuntados. Dice que son los mejores.
Muchas gracias por tu consejo. Me imaginaba que esa frase «rozaría» -como dicen los músicos-
jajaja…muy bueno. Un Forrest Gump sobre ruedas. Dan ganas de imitarlo y salir a ver todo eso que narras.
Ya lo decía Cervantes, «Es más divertido el camino que la posada» (O algo así)
¡Reve, te espero con la bici! Tomaremos cualquier camino.
Fdo.: Forrest
Jejeje! Muchas gracias por tu comentario.
Isidro, admiro a esas personas que son capaces de coger su mochila y lanzarse a llenarla de experiencias y vida. No sé si encontrará Roma en su camino, pero a sí mismo, seguro. Tu relato refleja perfectamente ese espíritu de aventura y de búsqueda. Abrazos y feliz verano.
Dicen que el espíritu aventurero es muy propio de los sagitarios. No sé si el protagonista será sagitario. Yo sí.
No sé si el protagonista creerá en el horóscopo. Yo… no sabría decirte.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Mágico viaje sin duda, también me gustaría pedalear y tener frente a mí al coliseo. Has plasmado perfectamente la idea de libertad que supone subirse a una bicicleta.
Saludos.
Sí, es cierto que contado así refleja aire, autodeterminación independencia… en definitiva, libertad. Pero ésta no es gratis. Hay que currársela o si no, acuérdate de cuando pedales subiendo pendientes, o bajo el sol inclemente o contra un viento maltratador.
Todo tiene su precio. Y no lo digo en absoluto para desanimarte a coger la bici y presentarte en el Coliseo. Yo también me lo estoy pensando. Jejeje!
Gracias Asun por tus palabras.
Un abrazo.
Sí. Todos los caminos llevan a Roma, pero, además, hay que tener la voluntad de recorrerlos. El motivo para hacerlo, (las ganas de huir, las ganas de encontrarse, las ganas de vivir…) hará que el camino sea más o menos largo, más o menos placentero.
Bonita metáfora de cómo los hombres forjan su destino.
Un abrazo, Isidro.
Estoy de acuerdo contigo en cuanto que hay que tener la voluntad de hacer. El camino estará siempre.
Muchas gracias por tu comentario amigo Carles.
Un abrazo.
Al final todos extraemos conclusiones parecidas, llegamos a un destino común, aunque para ello hayamos recorrido caminos diferentes y sobre cabalgaduras distintas.
Siento no haberte comentado, antes, Isidro. En verano parece que hay más tiempo para todo, pero resulta que no es así, pues lo que hacemos es cambiar unas cosas por otras, pero al final los senderos acaban llevándonos al lugar adecuado.
Un abrazo y suerte, amigo
No te preocupes hombre. Los amigos se perdonan la ausencia de comentarios y muchas más cosas. Me hago cargo de que has estado de vacaciones. Al final efectivamente, volvemos al sitio de partida, aunque hayas tenido que pasar por Berlín. jejeje!
Un fuerte abrazo Angel.
Pues yo puedo entender a Roma como la vida, y todos los caminos por diferentes que sean nos llevan a ella en sus multiples variantes.
Un abrazo
Como la vida o también como el inexorable fin de ésta. Ése si que es un destino al que tarde o temprano se llega y como decía Shakespeare… «De cuyas fronteras ningún viajero retorna»
Gracias por tus palabras Javier.
Una odisea estupenda la que recorre tu protagonista, una huida que muchos de nosotros quisiéramos hacer en ciertos momentos de la vida, y un final que nos lleva a un destino precioso. Buen relato.
Suerte Isidro, un abrazo.
Esperemos que el destino siempre sea precioso.
Muchas gracias Mª Belén.