Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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75. Siempre ‘pulchra natura’

«La naturaleza es hermosa», pensaba Ramiro cuando se sentaba a admirarlo. Cada día desayunaba allí, descansando de los quehaceres del campo. Ese precioso roble tenía algo. Su perfecta simetría estaba adornada con una rama dirigida al suelo que, rompiendo el equilibrio del conjunto, le añadía arte. En una visita, llevó al primo de la ciudad a su rincón preferido. Grave error. Adicto a las redes sociales, hizo increíbles fotos durante el atardecer. Sin saber qué significaban esos nombres, vio como el pueblo se llenaba de instagrammers, tiktokers y youtubers. Hasta vino una cadena de televisión para el programa «Parajes fascinantes». Faltos de cobertura, alzaron más la antena sobre su furgoneta. Desastre total. La tormenta se desató en unos minutos y un rayo, atraído por la estructura metálica elevada hacia el cielo, impactó en ese árbol único.

Tras el incidente, de nuevo solo, contemplaba apenado las múltiples ramificaciones negras, tiznados muñones. Como buen marcescente ese quejigo en primavera empezó a cambiar, en las partes aún conservadas, las hojas secas por otras verdes. Ramiro respiró aliviado al observar que la savia se abría camino en una mitad del roble. Y las ramas ennegrecidas el pasado otoño eran ahora bellas cicatrices de vida.

12 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Como un ave fénix, edte árbol hizo honor a su leyenda y sobrevivió a lo más difícil: a los hombres y su dañino mundo.
    Un relato de superación, con el mensaje de que la naturaleza, pese a lo que la maltratamos, sabe lamerse las heridas y seguir adelante.
    Un abrazo y sierte, Carme

    1. Ya es bien cierto, Ángel, que como especie la humanidad es la más dañina para el resto…
      Y si el rayo deja medio árbol con vida, seguirá adelante pues la naturaleza es sabia. (Y bella!)
      Superación, siempre. Agradecer tus comentarios, también 🙂
      Un abrazo de vuelta, Ángel.
      Carme.

  2. Rosa Gómez Gómez

    Enseguida he buscado la palabra “marcescente”, y he descubierto algo curioso que no conocía. ¡Y yo hablando de la capacidad de adaptación del ser humano! ¿Donde nos dejamos a la naturaleza? Qué rabia que casi siempre que entremos en escena es para provocar destrucción. El mundo se nos ha quedado pequeño para Sergi jugando a dioses.

    1. Bueno, como individuos no acostumbramos a «destruir» mucho, pero como especie…
      Como le decía a Ángel, la naturaleza es sabia y con gran capacidad de adaptación. ¡Mucho podemos aprender de ella!
      Muchas gracias, Rosa, por pararte a dejar tu comentario.
      Un beso,
      Carme.

  3. Josep Maria Arnau

    La belleza de la naturaleza profanada por “bárbaros modernos” que acaban provocando un desastre. La historia pintaba mal, pero el roble se salva… quizá por esa característica que le hacía único (la rama asimétrica que se dirigía al suelo). Y Ramiro, que sabe mirar y ver la naturaleza, recompone su visión de futuro a base de bellas cicatrices de vida. Enhorabuena, Carme.
    Un abrazo y suerte.

    1. Ay, las redes sociales… Pero quién no se hace una foto ante algo bello? El problema está en la exageración y los límites razonables que a veces se sobrepasan. Fue un rayo atraído por la antena, pero también podría haber sido un instagrammer subiéndose a una rama el que rompiera algunas en su camino…
      Muchas gracias, Josep Maria, por la lectura y tu comentario.
      Una abraçada,
      Carme.

  4. Rosalía Guerrero

    Pues sí, Mari Carmen, la naturaleza es hermosa, y el ser humano la peor plaga sobre el planeta. Por suerte su roble se ha recuperado.
    Un abrazo y suerte.

    1. Aunque sea la mitad solamente, pero ahí sigue el roble, hermoso para ser admirado por los que saben ver.
      Agradecida por tu visita y comentario, Rosalía.
      Un abrazo de vuelta.
      Carme.

  5. Jesús Navarro Lahera

    El resurgir de la naturaleza, que siempre se abre paso, así como una crítica a las redes sociales, se suman en tu texto para formar un muy buen micro. Suerte

    1. Buen resumen, Jesús. La naturaleza siempre intenta abrirse paso. Las redes sociales también lo hacen (en demasía entre los adolescentes…).
      Celebro que te guste. Y que me hayas dejado tu comentario 🙂
      Un abrazo.
      Carme.

  6. Ojalá la sociedad pueda sobrevivir a la tecnología como ha hecho tu roble, aunque lo veo difícil; el roble siempre conservó su esencia para rebrotar desde ella. A los humanos las redes digitales nos la están arrebatando.
    Has conseguido describir muy bien el desapego humano de la naturaleza. Ella seguirá su curso, mientras nosotros nos sumiremos en un fututo cada vez más incierto.
    Me ha gustado tu historia, Carme.
    Un abrazo.

    1. ¡Antonio, qué sorpresa leerte por aquí! (Muy contenta recibiendo tu comentario! – y confieso que me encantaría leer uno de tus preciosos relatos, espero que pronto!)
      Aunque es cierto que hay seres humanos con mucho desapego de la naturaleza, me gustaría conservar esperanzas en la sociedad, de forma que podamos mantener unos mínimos «a pesar de» la tecnología, sin que nos domine por completo.
      Muchas gracias por pararte en mi historia.
      Un beso.
      Carme.

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