50. SIEMPRE QUEDARÁ LA NOCHE
Vivía y bebía su vida por la noche. Casi todos sus apasionados recuerdos habían transcurrido bajo la luz de la luna, las estrellas o artificiales neones. Dicen también que gustaba de la sangre fresca de jovencitas descarriadas.
Tras un desafortunado accidente, quedó ciego para siempre y ahora junto a su perro lazarillo, planea acabar con su eterna noche y, tumbado dentro de un ataúd de lujoso acolchado modelo ÚltimoGrito, sueña con lluvia de estacas.
Mientras tanto, una lápida de mohosa piedra, espera impaciente ser tatuada con un mordaz epitafio.
Un vampiro harto de su eternidad, condenado a vivir a ciegas por siempre jamás. Una tragedia en toda regla.
Suerte para el protagonista y también para ti, Isidro.
Abrazos
No sé si el protagonista podrá acabar con su eterna agonía nocturna.
Se lo preguntaré dentro de unos días. En cualquier caso ¿quién le manda meterse en catador de sangre?
Muchas gracias por tu comentario Carles.
isidro, extraño vampiro, reclamando un cambio de vida. Suerte y saludos
No es que sea extraño el vampiro, es que ya los vampiros no son como antes, no sé si será la globalización, la crisis que de todo tiene culpa o la imaginación de los nuevos relatistas, el caso es que hasta los estereotipos están cambiando. Jejeje!
Muchas gracias Calamanda por tu comentario. Saludos.
Incluso para alguien que tiene la noche oscura y sus peores tinieblas como hábitat natural, quedarse ciego puede ser la peor de las maldiciones, máxime si ha de arrastrarla una eternidad. Si en este relato sólo latiese un cierto drama no sería tuyo, si además de ello, viene aderezado de originalidad y humor, como ese ataúd «ÚltimoGrito», ya sí que se identifica como parte de la obra de mi amigo Isidro.
Un abrazo y suerte, artista
Amigo Angel, ya sabes que la vida es demaiado seria como para tomársela en serio y además hay ciertos temas, como el de los vampiros, que no puedo evitarlo. Los epitafios y la muerte, si no los aderezamos con ciertas gotas de humor, creo que se hacen pesados de digerir.
Muchas gracias querido amigo por tu amable comentario. Un abrazo.
No sé si será un nuevo enfoque, pero lo tétrico del lema de este mes, puede ser muy sugerente y ya sabes, una cosa lleva a la otra.
Gracias Ana y un saludo.
Me encanta la primera frase y la ironía que has plasmado en todo tu relato. Un vampiro ciego y que además espera una lluvia de estacas…Genial Isidro. Diferente y original propuesta.
Un abrazo grande.
Reconozco que no soy un apasionado del género vampiresco, pero noto que existen demasiados clichés en esos ambientes, por eso he querido dar una vuelta de tuerca a dichas formas para estar en consonancia a la actual situación de rupturas, cambios, roturas de escalas de valores… etc. etc.
Muchas gracias por tu gentil comentario. Un abrazo.
Una propuesta original que has aderezado con cierto toque de fina ironía que creo que además le favorece. Una historia curiosa a medio camino del drama y el más puro pragmatismo. Mucha suerte 🙂
Sí, tal y como ya he comentado a Ángel Saiz, «la vida es demasiado seria como para tomársela en serio. Y la muerte también» De ahí las gotas de humor.
Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
«Who wants to live forever?»…
Parece que el vampiro, una vez ciego, ya no.
Curiosa historia!
Saludos,
Carme.
«Who wants to die now? En el fondo es que nunca estamos conformes con lo que somos o con lo que tenemos. Creo que es ley de vida.
Muchas gracias por tu comentario.
Al parecer tu vampiro ya no ve la eternidad con buenos ojos. Me encantó tu ironía ademas del fino humor.
Un abrazo y suerte.
¡…Ya no hay vampiros como los de antes!
Gracias y un abrazo.
Irónico y divertido, y un vampiro con perro lazarillo. ¡Genial! Te confieso que no he podido evitar escribir en la lápida un epitafio:
Vida de sangre,
mis colmillos ciegos están.
Cuellos octogenarios, maduros, lozanos,
la duda mató mi eternidad.
Descanso en paz.
Espero que perdones mi atrevimiento y mi intromisión en tu relato. Abrazos, Isidro.
Eras tú a quien esperaba la mohosa lápida para ser tatuada. Ya sabes, coge cincel y perpetúa tan hermoso epitafio.
Gracias Salvador, se nota que eres un Esteve. Mi vampiro sería Estenove
Un abrazo.
Buen relato. Muchas lápidas esperan su epitafio.
Abrazos.
Vale, que le empapen un lluvia de estacas, pero porfi, al perrito dejádmelo fuera, no le metáis en la tumba, pobre. ;-(
Buen micro, Isidro, me gusta la fina ironía que transmites.
Un abrazo
¡Qué historia más original y curiosa! Me encanta el personaje. Un vampiro ciego que no valora la inmortalidad precisamente por su ceguera. Muy interesante el toque de humor, además.
Suerte.