45. Sin despedida (Blanca Oteiza)
Cuando era niña, un hombre llamó a la puerta casi a la hora de la cena. Mi madre regresó a la cocina con llanto en el rostro y encendió la radio. Yo no quise preguntar nada. Aquella noche se enfrió la sopa en el puchero y nos acostamos pronto, aunque escuché sus sollozos hasta quedarme dormida.
A la mañana siguiente, la radio nos acompañó de nuevo mientras el vaso de leche se vaciaba, como los ojos de mi madre que seguía enmudecida.
Unos días más tarde llegó mi tía del pueblo con la maleta hecha para una larga temporada. Una noche desde mi cuarto, aunque habían sintonizado la radio para mitigar sus voces, pude escucharlas que mi padre ya no iba a volver, ni siquiera para poder despedirlo entre flores y tierra húmeda.
Blanca, cuando eres pequeño muchas veces te enteras de las cosas depues que estas suceden. Bien contadas las situaciones. Suerte y saludos
Gracias Calamanda.
De pequeño parece que los mayores siempre intentan protegerte de los malos tragos de la vida.
Un saludo
La radio como ambientador sonoro para tratar de insuflar normalidad en un hogar donde todo se ha trastocado; también para que los niños, como sucede con los Reyes Magos, perciban la realidad con menos crudeza y un ritmo que se presume más adecuado para ellos.
Un abrazo, Blanca. Suerte
Gracias Ángel por tus palabras.
Esa radio que no cesa de sonar intentando así mitigar la pena y evadir preguntas de la pequeña.
Un abrazo
Desde el título tu relato resume el drama, muy bien logrado.
en especial la voz de niño que no percibe hasta mucho después el drama.
La última frase sensacional.
Un abrazo y suerte.
Gracias Moli, en esa última frase quería contar que el marido ha muerto pero su cuerpo no va a poder encontrarse, con lo cual la pena es doble por no poder enterrarlo.
Un abrazo
Bien Blanca la radio como en otros relatos testigo del día a día y cómplice de silencios, y secretos.
Abrazos y suerte
Gracias Manuel, sí, esa radio cómplice de silencios que esconden dramas enteros.
Un abrazo
Precioso, Blanca. Preciso, eficiente, bien escrito. Enhorabuena!
Muchas gracias Marcos, me alegra tu comentario.
Un saludo
Qué emotivo, Blanca; hay voces que ni una radio a todo volumen puede mitigar…
Un beso y suerte.
Gracias Cristina.
La radio quiere esconder las voces del drama, pero aún así, la niña se entera.
Un abrazo
El silencio, las peleas, las ausencias o las fiestas, siempre han tenido el recuerdo sonoro de una radio encendida.
Buen relato.
Gracias Ezequiel. La radio compañera inseparable en muchas personas.
Un saludo
Cuando eres niño hay cosas que se te quedan… que no entiendes, pero que se graban a fuego en tu memoria. Has planteado muy bien uno de esos momentos conectando a la perfección con un momento histórico y con la radio. Felicidades. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias Juan Antonio.
Todos tenemos momentos grabados a fuego que no se olvidan tan facilmente.
Un abrazo
Resulta difícil aceptar la muerte de un ser querido y más aún en el caso de los niños. Aunque triste, es un buen relato. Suerte.
Gracias Maria. Me alegro que lo encuentres un buen relato.
Un saludo
Ni siquiera una radio a toda voz es capaz de enmascarar las noticias desgraciadas. Y mucho menos ante la agudeza infantil de un niño.
Bien contado. Suerte Blanca.
Ton.
Gracias Ton.
Los niños a veces tienen un sexto sentido que los mayores ya no tenemos.
Un saludo
Llenas de tristeza y de radio el ambiente de esa familia. Una niña que no entiende y una madre desconsolada por una perdida que jamas va a poder encontrar de nuevo.
Buena historia y muy bien contada compi. Suerte.
Un besito guapa.
Gracias M° Belen, siempre tan agradables tus comentarios. A la tristeza inmensa de la madre por la perdida de su esposo, se le suma la angustia de cómo poder ocultarselo a su hija hasta que esté preparada para afrontarlo.
Un beso
Gracias Ana. Me alegro que te guste, aunque como dices, es una historia triste.
Un abrazo
Gracias J u a n, siempre tan bienvenidas tus palabras. No sé cuan lejos me llevará mi sensibilidad, si llego lejos te lo trasmitiré.
Un abrazo
Enorme historia, radio, lejanía y desdichas infantiles. Ingredientes suficientes para hacer un puchero con sentido y sentimiento.
Gracias y muchas suerte.
Gracias LuisCar.
Encantada de ser la cocinera de ese puchero lleno de palabras con sentido y sentimiento.
Un abrazo
Bonito homenaje a la memoria de esos muertos que descansan en cunetas a propósito olvidadas.
Y excelentes ritmo y ambientación.
Saludos cordiales
Gracias Carles.
Si triste es ver morir a alguien querido, más triste es aún que no puedas ver ni enterrar su cuerpo.
Un saludo
¡Cómo intentamos que los pequeños no sufran! Pero es inevitable que se enteren de las noticias, y que las asuman según su especial manera de entender el mundo. Esa radio seguro que ayudó a que la ausencia fuera menos dolorosa. Buen micro, Blanca.
Un besote
Gracias Izaskun,
Las madres siempre queriendo que los hijos sufran lo menos posible, aunque a veces es inevitable que se acaben enterando.
Un abrazo
Interpreto que la madre utilizó la radio como recurso para distraer a la hija, disipar el dolor. Nada dice si era para escuchar noticias, yo creo que era para que la música la permitiera centrarse en su dolor. Encuentro el relato un poco blando, sin fuerza, quizás le falte dolor, o se trata que el dolor lo vea el lector. Suerte, Blanca.
Javier, gracias por comentar.
La radio la madre la utilizó al principio para intentar mitigar el dolor de saber que había perdido a su marido y la última vez la radio intentaba ser el camuflaje perfecto de las voces de las mayores.
Siento que te haya parecido un relato blando, yo creo que es bastante duro la historia que narra, que aún sin decir con palabras la notificación de la muerte del marido (y padre)y la no posibilidad de recuperación del cadaver, los días posteriores debieron ser un infierno en esa familia.
Un abrazo
Hola, Blanca.
Me gusta esa madre que intenta evitar que el hijo sufra.
Un besazo y mucha suerte.
Gracias Towanda,
Me gusta, que te guste mi relato.
Un beso
Un relato tristísimo bien contado.
Felicidades y buen tiempo.
La radio como anestesia emocional, como compañera de viaje de una vida con alegrías y penas. Abrazos, Blanca, y mucha suerte.