06. Sintonismo
Mónica corrió hasta la parada del autobús. Ansiaba llegar a casa, ponerse el kimono y agasajarle con la ceremonia del té, si es que él quisiera aparecer.
Alberto esperaba el autobús. Estaba harto de no poder usar su coche los días de matrícula par por culpa de esa maldita lluvia que nunca acababa de llegar.
Mónica preguntó: ¿sabe si pasó el 27? Lo siento, acabo de llegar, y ella se sentó a esperar.
Alberto bajó la mirada y ya no pudo apartarla de flor tatuada en el brazo de ella. El aire cálido de octubre trajo olores dulces y suspirando dijo en voz alta “Ren”, que significa flor de loto en japonés. Ella comprendió en sus ojos negros que había servido a un falso dios. Un taxi se detuvo y él le tendió la mano. Mónica, confiada, subió. Ambos tenían la impresión de dejar algo pesado atrás.
Sobre esteras de bambú Alberto le dio de comer. A ella le gustó la delicadeza con la que sus palillos dejaban la comida en su boca, como si fuera un gorrión.
¿Y ahora? Preguntó Mónica. Él dudó un segundo y luego decidió no hacer con ella lo mismo que con las demás.
Me gusta mucho esa conexión en la parada del bus.
Pero el final ha despertado mi curiosidad: ¿qué hacía él con las demás que no va a hacer con ella? ¿Acaso es un serial killer?
Elvira, necesito saber cómo continúa o tendré que inventármelo!
Un abrazo y suerte.
Gracias Rosalía! …..vas a tener que inventar el final…podría ser mejor o peor para Mónica, depende de lo que tú quieras.
Una historia en la que la magia del encuentro entre dos personas lo hace completo, pero nada es perfecto. En este caso, tras lo idílico, hay una preocupante letra pequeña. Él atrae a sus futuras víctimas con capacidades de seductor nato, aunque parece que por ella siente algo distinto, puede que sea amor y que por ello respete su vida, pero eso no le exonera del mal anterior.
Un relato inquietante y una conexión por encima de las circunstancias, al menos de momento.
Un saludo y suerte, Elvira
Gracias Ángel!
El encuentro fortuito está narrado con grandes dosis de lirismo. Por eso el final es aún más inquietante. Me descoloca el título: ¿Es una referencia al «sintoísmo»? Salud y suerte, Elvira.
Efectivamente Antonio, quise hacer un juego de palabras con el sintoísmo y la sintonización de dos personas. Gracias.
Me ha pasado como a Rosalía, me has dejado con ganas de saber más o tener más pistas de qué hará con ella. Igual esta vez la ve de nuevo y surge el amor, o la pobre no pasa de ese día… qué misterio. Suerte y un abrazo