104. Sisofromatem
– Hasta siempre, Samsa.
El corte fue preciso: la cabeza rodó por el suelo y sentí sus mandíbulas sobre mi cuerpo recién estrenado. Tan solo quedó el latido de la cópula que nos había dejado exhaustos. Mi abdomen se había pegado sobre su espalda de madrugada. A la luz de la luna llena, la había abordado tras una baile ceremonial: las caricias sensuales de nuestros miembros, los diálogos fragmentados, alegres pero excitados. Dos horas antes me había colado por el resquicio de su ventana para unirme a ella. Hacia el atardecer nos entendimos inconscientemente con las miradas: me conquistó su gesto piadoso de brazos cruzados, casi virginal. Surgió de la nada, como lo mejor en la vida, una ninfa de ojos grandes entre tonos verdes mañaneros, justo después de ver cumplida mi transformación.
Era el principio de una nueva vida. Por fin, me crecían las alas y había abandonado mi estado larvario. ¡Qué difíciles tiempos fueron aquellos!
-Buenos días- saludé eufórico a la mantis.
En esta metamorfosis al revés, homenaje al Gregor Samsa de Kafka, el insecto en el que se había convertido pasa a establecer relación con una mantis religiosa, verdosa y de ojos grandes. Ella, tras el contacto, termina con él, que es lo que suelen hacer estos fascinantes insectos hembra con sus congéneres machos, para nutrirse y tener fuerzas para crear en su interior nuevos individuos, pero lejos de acabar con la vida de Samsa, lo que hace es convertirlo en otro de su especie.
Un relato lleno de simbolismos, de un persona que colecciona diferentes transformaciones, en cada una de ellas, lejos de desaparecer, lo que hace es evolucionar, transformarse.
Una historia diferente, con la que logras sortear cualquier lugar común que pudiéramos imaginar asociado al tema propuesto.
Un abrazo y suerte, Antonio
Gracias, Ángel, por tu comentario siempre preciso y muy certero. Entiendo que en todos estos «ejercicios» hay un camino que es el del riesgo (de no ser comprendido, de ser demasiado oscuro, escapar de lugares comunes o más populares, como bien apuntas). Creo que es sano asumirlo como una apuesta por experimentar, y no quedarse en un terreno más cómodo y complaciente. En todo caso, con riesgo o sin él,Ángel, agradezco tus comentarios y los devuelvo con un giro de tuerca: te felicito por él y por tus relatos en otros ámbitos afines. Enhorabuena.