47. Sobran las palabras (Alberto BF)
Nunca hemos necesitado decirnos nada, la mirada siempre ha hablado por nosotros.
Algunas personas ni siquiera imaginan que nos conocemos; jamás nos han visto juntos, y mucho menos mediar palabra.
Pero lo sabemos todo el uno del otro.
Qué mal lo pasaste cuando falleció tu padre, recuerdo cómo te asomabas al balcón para recibir el discreto abrazo de mis ojos. Y lo feliz que te hizo el nacimiento de tus gemelos; tu mirada resplandecía al salir a pasear en familia, y encontraba la mía celebrando tu alegría.
Me ayudaste mucho a superar mi enfermedad, cada uno de tus serenos parpadeos desde la distancia me curó más que todas aquellas sesiones de quimioterapia. Y cómo olvidar lo que me apoyaste en mi divorcio. Lo que realmente me impulsó a avanzar fue el magnetismo adictivo, aunque lejano, de tus pupilas.
Hoy, por fin, nos hemos visto a solas, pero seguimos sin conocer nuestras voces. Cada beso ha afianzado lo vivido en estos años, sin emitir más sonidos que gemidos de placer.
Entre contenta y culpable, te has vestido deprisa para seguir con tu vida, aunque sé que ya cuentas las horas para volver a buscarnos cuando el mundo no nos mire.
En esta pareja, efectivamente, «sobran las palabras», ya se lo han dicho todo a distancia con la mirada, de forma casi sobrenatural, telepática. Han comprobado, con el tiempo, lo que siempre supieron: que esperan que el mundo no les mire mientras ellos sí lo hacen, sobre todo ahora, que han comenzado a acercarse.
Un abrazo y suerte, Alberto
Muchas gracias, Ángel. A veces, cuando el mundo no mira, suceden cosas. Un abrazo, y mucha suerte para ti también.
Precioso micro, muy acorde con la temática propuesta.
Suerte Pablo.
Muchas gracias por tu comentario, Rosa. Mucha suerte para ti también!
¡Cuántas cosas pueden esconder las miradas! Más aún cuando existe esa complicidad, ese seguirse mutuamente, dada la cercanía física: en un barrio o en un pueblo todo el mundo se conoce, y sabe, a poco que tenga interés, de las andanzas de su convecinos.
Y, aunque este tipo de historias suelen permanecer en un ámbito, digamos, platónico, tus protagonistas han dado un paso más para sentirse felices a la vez que culpables.
Un abrazo y suerte.
Amor platónico, felicidad y culpabilidad, menudo triángulo, Rosalía.
Muchas gracias por tu comentario, un abrazo, y suerte para ti también.