49. (SOBRE)VIVIENDO. Carles Quílez
Gladys se encargaba de repartir los postres en el pabellón de los parapléjicos. Aquel sábado, en lugar de gelatina, a Juan le sirvió un pedazo de tarta con una velita encendida.
– Felisidades, mi sielo – le dijo, con voz de mermelada–. Pide un deseo.
Él cerró los ojos y apagó la llama de un soplo.
La camarera agachó la cabeza y le susurró al oído: “Consedido”; y durante un segundo imposible, el hombre creyó sentir un cosquilleo en su espalda.
Después de cenar, las enfermeras condujeron a los residentes a sus habitaciones, pero nadie vino a por Juan, que quedó solo.
De repente, las luces se apagaron y, al cabo, se encendió un foco. En el centro del salón estaba Gladys, que había cambiado su uniforme por un vestido ajustado. Con una sonrisa en los labios y un radiocasete en las manos fue hacia Juan. Dejó el aparato sobre la mesa, lo puso en marcha y las notas de ‘Staying alive’ llenaron el salón.
La mujer cogió las empuñaduras de la silla de ruedas y la hizo girar al son de la canción.
Juan vio cumplido su deseo. Sus ojos ardieron una vez más con la fiebre del baile.
Hola, Carles. Tu relato está muy bien. Logras que el lector vea la imagen clara que estás describiendo. Lo ambientas muy bien. El seseo de Gladys es un recurso que aporta sutileza y sensualidad.
Gracias por tus comentarios, José Ignacio. Me complace mucho que me digas que he logrado mostrar la trama del relato.
Saludos
Muy bonito relato Carles. Qué bien que se haya cumplido su deseo…
Gracias, Blanca. Qué bien que te haya gustado.
El rey de la pista sobrevive una noche más. Muy interesante.
Un saludo
JM
Efectivamente, Juan Manuel, en determinados casos, de eso se trata, de ir sobreviviendo, ni que sea a base de las pequeñas cosas de la vida.
Gracias por comentar y un abrazo.
Yo veo ternura en este relato. Me encantó.
Hay un poco de eso, también, M Carmen. Siempre hay tiempo para la ternura. Saludos.
Triste y tierno a la vez. El título me gusta mucho, con ese paréntesis que no sé yo dónde encajaría en la versión original, pero que en la versión doblada te ha quedado estupendo. Besos y suerte.
Agradezco especialmente tu comentario, Ana, porque de veras que estuve un buen rato dándole vueltas al título. Como tú apuntas, la traducción literal del Stayin’ alive no me acababa de encajar como título, así que le añadí el paréntesis, con la intención de hacerlo más literario.
En cualquier caso, gracias por tus buenos deseos.
Besos.
Tu relato está lleno de sensaciones: el siseo en el oído, la gelatina en la boca, la vela y los ojos cerrados, el cosquilleo en la espalda y aunque no lo cuentes huelo hasta el perfume intenso que desprende Gladys y que a Juan le encanta.
Sí, yo también lo huelo. Y me la imagino con el pelo recogido con un coletero en forma de flor.
saludos y gracias por comentar.
Seguro que fue la mejor cita en toda la vida de Juan.
¡Qué bonito!
Siempre tan animosa, Patricia. ¡Qué bueno que estés por aquí!
Abrazos.
Carles, la ambientacion nos la retratas con imagenes tan claras que nos llevas a su cita con ellos. Suerte y saludos
Muchas gracias por tus buenos deseos y por ti comentario, Calamanda.
Suerte y saludos para ti también.
Un relato para tomar ejemplo, todas las situaciones son superables y lo importante es sobrevivir.
Me ha gustado mucho, además según se lee parece sonar la música.
Un abrazo.
Como canta Fito Páez, es sólo «una cuestión de actitud», pero, a menudo no es sencillo encontrar ni la cuestión ni la actitud.
Saludos, Asunción.
Qué espectacular relato. Qué manera la tuya de narrar. Felicidades. Impecable, precioso. Una pequeña joyita literaria. Eso me parece. Mis respetos Carles!
¡Caramba, me voy a sonrojar!
Muchas gracias por tus palabras, aunque te diré -sin falsa modestia- que no creo merecerlas.
En cualquier caso, un saludo afectuoso para ti, María
A mí los ancianitos, me pueden, como me ha podido tu relato. Muy tierno y con acento.
Suerte
Gracias, María Jesús.
Suerte para ti también y un saludo cordial.
Precioso deseo cumplido, buenas imágenes en tu historia.
No por ser mayor no ha de vivirse la vida con alegría y baile.
Un abrazo Carles.
Otro abrazo para ti, Belén.
Nos has dejado unas imágenes muy bien construidas y el corazón un poco encogido. Es una historia muy bonita además de muy bien contada. Un abrazo y suerte 🙂
Muchas gracias por tus palabras, Juan Antonio, y suerte también para tu diva.
Saludos