81. SOTTOVOCE
Todo empezó cuando acudí a revisar las luces, poco antes de comenzar la obra de Shakespeare. El actor principal estaba nervioso y desorientado. Era el estreno de la compañía, así que hice lo acostumbrado: ofrecerle una copa de whisky para relajarse. Se tranquilizó y minutos después aseguraba que interpretar a Hamlet “estaba chupado”. Me pidió otro whisky, claro. Le dije que no debía beber más. Soy casi abstemio, me respondió “sottovoce”, aunque hoy…, ya sabe, se tienen días. Congregué a todos los actores y abrimos una botella de Rioja para todos. Pero, al rato me dolía la mano de descorchar botellas. De pronto, ¡Riiing, a escena! Le sorprendió en pleno sorbo. Y ocurrió lo que tenía que ocurrir. Jamás se había visto una representación de Hamlet tan horrible. El patio de butacas estaba a rebosar y la bronca fue monumental, lanzándole incluso algunos objetos. Apesadumbrado, corrí en busca del regidor. También él estaba rabioso, decía que olía a alcohol que se mataba. Sonaba sin fuerza, casi balbuceaba cuando recitó el “ser o no ser, esa es la cuestión” del tercer acto. Estaba claro que no se lo creía. Lo siento, jefe, me dijo que era casi abstemio…
Cuando se desata la caja de los truenos no se sabe nunca cómo van a terminar las cosas. Tu protagonista, con la mejor intención, transformó los nervios de un actor en un estado poco deseable, que acabó contagiando a los demás. Hay artistas que presumen de haber creado bajo los efectos de variadas drogas, pero tu relato lo pone en duda, al menos, sin moderación.
Un saludo, feliz año y suerte, José Luis
Ay, José Luis, la que ha liado el pollitos, jajsjaja. Muy divertido.
Un abrazo y feliz 2025