94. SU MUNDO (Mar González)
Todos los lápices de colores están perfectamente alineados junto a la lámina. Exactamente a dos centímetros del borde de la mesa y con dos centímetros de distancia entre la hoja y las pinturas.
Todos los lápices de colores tienen la punta perfectamente afilada. El sacapuntas con esa caja trasparente en la que quedan atrapadas las virutas está repleto, pero Mario sigue girando en él la última pintura.
Desde cierta distancia espero que empiece a llenar de vida la hoja en blanco. Es una de sus mejores habilidades. Profundos mares azules, frondosos bosques verdes, coloridas frutas… incluso, una vez, dibujó un circo utilizando todas las pinturas.
Desde cierta distancia es lo que a mí me parecen sus dibujos. Vida. Color. Alegría. Pero hoy sigue enfrascado con la última pintura que sacó de la caja. La afila una y otra vez. La desliza por el papel. Primero fue con delicadeza. Ahora, con rabia. La punta acaba rajando la hoja.
Todos los lápices de colores siguen perfectamente alineados junto a la lámina ahora rasgada. Me acerco. No quiere soltar la pintura blanca. La aprieta con fuerza. La afilada punta se clava en su mano y, el papel, sangra.
Tu protagonista es un niño ordenado y con talento, capaz de crear su propio mundo a partir de unos lápices de colores que utiliza con maestría. Cuando encuentra una excepción en una de sus herramientas (una pintura blanca de la que no consigue extraer resultado), se desespera por no contrastar con la hoja de papel del mismo color, revelando, quizá, que ese mundo de dibujos y tonalidades era un refugio artificial para aislarse del mundo verdadero, el de fuera, el que no puede controlar, mucho más caótico.
No sé si habré logrado acercarme con todos sus matices a este relato lleno de fuerza y contrastes. Si no, ya me dices.
Un abrazo, Mar. Suerte
Muchas gracias Ángel. Siempre es un placer leer tus comentarios. En cuanto al sentido… es el que cada cual encuentre. Así que, creo, siempre se acierta.
Un abrazo fuerte