23. SUENA A ÚLTIMO TANGO… (Ana Tomás García)
Esta parejita de recién casados está verde como la hierba recién cortada, parecen tiernos corderitos perdidos en un redil que les resulta ajeno, su nuevo apartamento. Como no tienen mucha idea de cómo solucionar un pequeño contratiempo, deciden improvisar, así que Julia adopta la postura que cree más cómoda y Marcos va en busca de la mantequilla para usarla de lubricante.
-A ver cariño, yo te la voy dando y tú la vas untando con mucho cuidado por todo el alrededor.
-Sí, y tú, cuando yo haya terminado, empiezas los movimientos muy despacio para que se vayan engrasando bien las dos partes…
-Ok.
-Venga, ya puedes.
-Allá voy.
-Despacito cariño, que si no, no funciona.
-¿Así mejor?
-Sííí, ¡venga dale más, que esto ya va!
-Wow, cariño, ¡qué gusto! ¡Esto es una maravilla! Hale, ya puedes bajarte de la encimera que esta dichosa puerta del armario no va a chirriar más.
-Ni que lo digas, amor mío, menos mal que compramos mantequilla para desayunar.
Sí que «suena a último tango» este texto, que describe de una escena universal, que igual podría suceder en París, como en cualquier otro lugar. Una pareja haciendo cosas juntos en la intimidad, totalmente compenetrados, en ese mundo que han creado y es sólo suyo.
Un relato divertido que juega con el equívoco, con el que te deseo suerte.
Un saludo
Gracias Ángel, un saludo.
!pero qué mal pensado somos!
¿En qué has pensado tú, M. Carmen? Gracias por pasar, un saludo.
En verdad la mantequilla sirve para mucha cosa como por ejemplo lo utilizo el Marlon Brando en el Último Tango. Ana eres muy mala me pusiste a cien y me apagaste como un cigarrillo. Muy divertido de leer. (No olvides de visitar mi blog para leer otro relato premiado en publicarlo en un libro. Se llama “El griego y el españolito”)
Gracias Sotirios, un saludo.
Ana Tomás, cuanto juego da ese producto. Simpatica y bien llevada tu historia. Suerte y saludos
Hombre, engrasar una puerta con mantequilla tiene guasa, pero como son dos tiernos pimpollitos… Gracias por pasar Calamanda, un abrazo.
Jeje, yo también he picado, aunque no logre encenderme tan rápidamente como Sotirios… Hasta una mente más bien fría como la mía se ha dejado ganar por las vivencias y experiencias que dan forma a nuestra vida. Muy conseguido.
Un saludo.
Jajaja, la imaginación es muy mala y nos lleva a donde queremos ir… Gracias por pasar Eduardo, un saludo.
Me he reído mucho. Encantador.
Un saludo, Ana.
Gracias Inés, yo también me río cada vez que lo leo jjjj. Un abrazo.
Fíjate, sabía que había truco: tal vez una friegas de pomada o linimento para el hombro…, pero no, era mucho mejor. Muy bueno.
Un saludo
JM
Me alegra tu sorpresa, por eso siempre hay que leer hasta el final jjjj. Gracias y un saludo.
Hola, Ana.
Muy bien por ese juego de despiste con la mantequilla.
Muy divertido aunque, por lo que he leído de la peli, la protagonista lo vivió como un tormento.
Un besazo.
Por eso sólo suena a Último tango… Porque usan el mismo producto pero mi historia es más divertida ;D
Besicos.
Excelente, muy bien llevada esta historia. Me encantó tu humor.
Un abrazo y mucha suerte.
Muchas gracias Moli, me alegra mucho que te haya divertido. Un abrazo.
Suele pasar, las escenas de sexo eclipsan la profundidad de la historia (la gente no suele tener ganas de pensar mucho jjjj pudiéndose distraer mediante el placer). Gracias por pasar y un beso también para tí.
Jajaja! Este es el primer capitulo de: usos de la mantequilla para principiantes. Me encantará leer el resto de los capítulos.
No es mala idea, Isabel. Saludos.
Desde el principio parecía que habría truco, porque el título invita a pensar «Suena a último tango…pero no es». Es un relato divertido y que, una vez terminado de leer, a lo que me ha recordado en realidad es a «Descalzos por el parque», la de Robert Redford y Jane Fonda jovencísimos recién casados en su primer apartamento desastroso. Besos y suerte.
Gracias Ana por pasar. También podrían ser ellos los protagonistas jejeje. Saludos.
jajajaja… buen humor y relato. Ese despiste que sabes que tiene truco, te alienta a seguir leyéndolo para desvelar el final.
Divertido. un beso Ana.
Gracias M. Belén, un beso para ti también.
jajaja, qué bueno. Ahora mismo bajo a comprar mantequilla por si la necesito esta noche…
Un beso
Nunca se sabe, Blanca, nunca se sabe… Besos.
Hola Ana. Gracias a ti este mes he redescubierto la mantequilla y he pasado un buen rato riéndome de mí mismo por eso de conjugar mi mente sucia con tu acertado relato. Un placer leerte. Suerte y un abrazo 🙂
Gracias Juan Antonio, me alegra que te hayas reído, esa era la intención. Un abrazo.
Ana, me he reído con tu cuento y tienes razón, sirve para lo que chirría, además de para el desayuno. Y es mejor que la margarina.
Un beso
Gracias Epifisis, no se por qué me daba que te iba a gustar… jeje