35. Sueño eterno
La cadena que separaba el parking del viejo hotel de la solitaria carretera, presentaba claros indicios de abandono. El destartalado y parpadeante neón apenas permitía divisar con manifiesta dificultad el nombre de aquel desapacible lugar. “Motel Averno, garantía de sueño eterno”, rezaba el cartel publicitario que se hallaba a la entrada del mismo. Por extrañas concurrencias que el destino es incapaz de explicar, una joven pareja que se dirigía hacia la costa este de cualquier lejano país fue a parar, tras haber recorrido varios kilómetros a pie al quedarse su vehículo sin combustible, a las mismísimas puertas del Averno. En la entrada figuraba, escrito toscamente a rotulador sobre un folio, la siguiente frase: “PASE SIN LLAMAR…. NOS ENCARGAMOS DE TODO. El resto de lo acontecido se puede consultar en las macabras crónicas que hacen referencia a casos cerrados de asesinato que nunca fueron resueltos en las hemerotecas de cualquier pequeña localidad aledaña.
¿Entonces se atrevieron a entrar? ¡Serían muy jóvenes!
Macabro desde el nombre hasta el final.
Interesante.
Un abrazo y suerte
Un poco macabro solo, porque el eslogan del cartel invita un poco a la broma. Gracias por tus palabras. Saludos.
Hola Isabel, y tanto que se atrevieron porque ademas de jovenes debian estar desesperados. Gracias por tu comentario y un saludo.
Rafa.
Se ve, se ve, y el burro no lo ve. Has conseguido uno de esos relatos que acabas gritándole a los protagonistas que no entren o no vayan o no hagan algo. Me ha gustado por dónde has cogido la consigna este mes. Mucha suerte 🙂