22. Sueños de Color Azul (Miry Calabrese)
Desde la ventana alcanza a divisar el mar, siente su aroma a sal, la brisa tibia. Se deja llevar en una ensoñación, mira como rompen las olas, la espuma blanca y suave acaricia la playa. Lo admira, solo lo admira..
El hotel tiene unas preciosas vistas que hacen volar su imaginación. A veces se queda en esa visión más de la cuenta.
Abajo, alguien en la calle saluda agitando la mano y le sonríe.
Tímida, apenas responde al saludo.
—¡Adiós muchacha, hermosa sirena! en este sitio la belleza está por todas partes. —dice el joven.
Recoge la preciosa colcha del balcón, envuelve su bello cuerpo con ella. En el espejo descubre la imagen de una sirena que solo añora el mar.
Gira y gira como una bailarina, tira el trapo de limpiar al aire y se ríe.. suelta su cabello, se ve hermosa.
Golpean a la puerta.
─¿Celine, has acabado ya?
─Sí, ya voy..
Se detiene en el espejo y con un mohín nervioso dice:
“¡Adiós triste sirena, mañana volveré!”
Los sueños nos mantienen vivos, y aunque no es lo mismo vivir en un sueño que vivir soñando, esa chica parece mezclar ambos conceptos por un instante.
Buena propuesta. Saludos y mucha suerte.
Una respuesta para ti Barceló Martinez, me ha quedado mal situada. Quería decirte muy agradecida por tu lectura y por comentar. Saludos para ti.
Hola,Miry.
El color de los sueños: pura poesía. Es azul para esta cenicienta de tu cuento, vuelta princesa del mar azul, por así quererlo ella al contemplarlo extasiada, extática. Como fuera el príncipe del azul Domenico Modugno, o como se escriba. El escapismo de la realidad, tantas veces injusta, cruel, vejatoria, discriminadora, asesina convicta y confesa de la fantasía. Por qué no: soñar, ensoñarse no cuesta dinero y es alimento para el alma, uno de los más nutritivos. El sueño, la fantasía son cosas muy grandes porque nadie nos las puede robar: son las cosas de las que somos más verdaderamente propietarios. Las únicas quizá que nos representan, autenticadas por nuestro espíritu, genuinas credenciales. Vuela fantasía con alas de plata, cantaba Hilario Camacho, bendito sea. Como tú, que nos regalas este cuento precioso y preciado. Que sueñe tu cenicienta para sobreponerse al sentimiento trágico de la vida, tan unamuniano. Al fatalismo y a las categorías sociales antípodas. Enhorabuena y un beso, no sé si de bienvenida, o habías ya escrito para este blog. Tanto da, un beso es un beso.
¡Muchas gracias Eduardo! Por tan bello comentario. Es así, también creo que nadie puede robarnos los sueños. Gracias por el saludo, sí, ya había participado el mes anterior. Un abrazo.
Te agradezco mucho la lectura y el comentario. Saludos para ti.
MUchas gracias Juan, es tan bonito lo que dices. Me animan tus palabras estando yo un poco indecisa si el cuento sería adecuado. Pero después de contemplar la foto un buen rato me ha surgido este relato, como si la muchacha me lo dijera. Gracias y un saludo.