30. Superextragrande – Luisa Hurtado González
Fue difícil, no te voy a decir que no; como quizás sepas, murieron algunos de los nuestros durante la cacería. Pero nadie nos engañó, todos sabíamos qué nos estábamos jugando y qué poníamos en juego por volver a casa y llenar la cazuela a la familia. ¡Y lo logramos! Ahora sólo hemos de esperar a que el calamar esté hecho. Tenemos unas ollas rápidas muy buenas pero la espera, con la que no contábamos, de días, nos está poniendo peligrosamente a prueba.
El océano y sus peligros hasta fuera del agua. Micro de final abierto con esa bestia marina que no termina de hacerse. La lucha por la vida tan llena de crudeza para algunos. Me gusta tu micro, que lo es por su tono sin alardes y su lenguaje claro y nada florido. Va a lo que tiene que contar y punto. Sin preciosismos. También valoro la brevedad. Me gusta. Suerte.
Besos.
El medio salino puede contener la base para la subsistencia de varias familias, pero también sabe cobrarse su tributo. La captura de un monstruo marino conlleva un riesgo en sí misma, que no es menor que el que acompaña el regreso a sus hogares de los temerarios captores.
Un micro diferente y original, que de forma sutil deja un espacio a la imaginación.
Un abrazo, Luisa. Suerte
Quería que fuese… Distinto. Que se saliera por la tangente. Mas pegado a lo cotidiano que a la poesía.
Me resulta simpática la imagen de unas cuantas ollas cocinando un calamar gigante, un monstruo de no sé cuantos metros, mientras todos esperan.
Una broma.
Gracias a ambos
Luisa, le has dado con narrativa sencilla tintes de cotidianidad a un caso extraordinario: Cocer un mostruo marino. Suerte y saludos
Relato superextragrande com pocas palabras.
Contundente forma de acabar con los monstruos y mitos marinos. Nada de exponerlos en museos a la vista de los espectadores; cazuela y fuego lento. Originalísima tu propuesta, Luisa. Abrazos.
Tu relato llama la atención sin duda por lo original, un monstruo que costó muy caro incluso en su cocción.
La brevedad le da un plus por tu manera directa de contar.
Un abrazo y suerte.
Pues si, Luisa: un relato cortito, directo y original. Pero… ¿sabes qué te digo? Que con un calamar así, unos pescaítos, asá, y una cervecita fresca (para quien le guste, que ya llega el verano), pues que se pasa un buen rato… Ja, ja. Yo invito. Saludos y suerte.
Hola, Luisa.
Pues con lo que a mí me gustan los calamares me apuntaba a esa fiesta de ollas, pero ya.
Qué original eres, me ha gustado precisamente por eso. Ponme en el número uno de la lista de fans de ese calamar: ñam ñam.
Besos, guapetona.
Gracias, guapetones.
Lo de beberse unas cervezas mientras se hacen en las ollas es buenísima idea. Hasta podíamos hacer una par de salsas: aceite y ajito, mayonesa,…
Puf, qué hambre!!!
82 palabras te han bastado para dejar un poso de inquietud en el lector. Enhorabuena y suerte.
Un saludo.
Buen guiso de palabras con trocitos calamar gigante. Un plato que has cocinado de manera original y que deja un buen sabor de lectura.
Un beso grande Luisa.
Hola Luisa.
Superextragrande y, por lo que nos cuentas, durísimo. Aunque han cometido un error. Esos bichos, nada de cocerlos. Tan grandes mejor a la plancha.
Un abrazo y suerte,
Ton.
En martes, ni te cases ni pesques calamares gigantes.
Original y tragicómico relato, Luisa.
Besos.
Otro de humor. Sorprende en el relato lo simple de estos cazadores que no trocean el calamar. En fin, muchas horas al sol. Suerte, Luisa.
Corto y original, además te deja intrigado si el dichoso gigante va por fin a dejarse vencer.
Abrazos y suerte.