124. Superluna – Leo Garcia
Y cuentan que Mario, extasiado por la increible vivencia que Sarah le había regalado después de tantos años, pidió a los dioses que al despertar, la Superluna de Agosto siguiera ahí, iluminando el cuerpo infinito de su recuperada amada a traves del ventanal abierto a la noche. Sarah se había dormido profundamente rendida tras la batalla de amor y sexo incomprensible, increíble. No eran novatos. No era la primera vez entre ellos. Pero por alguna razón habían alcanzado tal cima de placer que con los ojos abiertos hasta el dolor intentaban asumir que aquello no era verdad, no podía ser, era un sueño. Pero era verdad. Sarah reposaba el sueño de los vencedores y Mario continuaba su súplica al cielo iluminado. “Caeré dormido sin poder evitarlo. Concededme mi regalo: dejad que al despertar el cuerpo de mi amada siga bañado por la extraña luz. No dejéis que la Luna se vaya sin verlo de nuevo.” Y terminando su oración cayó en un profundo sueño creyendo oir la respuesta a sus plegarias… “La Superluna no se irá hasta que tu despiertes” Su corazón no resistió, no despertó nunca. Y desde entonces no hay sol, solo Luz de Luna…
Qué bonita historia, con una desgracia poética muy bien presentada.
Un saludo
JM
Muy poética tu historia, el amor más allá del tiempo, y el pedido que supera la vida eterna.
Un abrazo y suerte.
Un relato que nos va descubriendo sentimientos. Muy poético. Mucha suerte 🙂
Gracias amig@s !!! La verdad es que me he encontrado muy a gusto escribiendo este relato, esta misma mañana, de un tirón, solo deteniéndome a medir las 200 palabras. Vuestros comentarios me animan a seguir. Me alegra mucho que os guste.
Leo, precioso texto sobre el poder del amor y de los sentimientos. Abrazos y suerte.
Un amor mas allá del despertar y bañado por la luz de la luna.
Historia parecida a un sueño.
Suerte! Saludos
Rosa