35. SÚPERSENSIBLE (Inés Z*)
Cilene compartía cuna con una gata de increíbles ojos verdes. Y aunque su madre la espantaba, la gata volvía una y otra vez para lamer la piel de aquel bebé, sensible a la textura de su lengua.
Cuando Cilene creció sus manos volaron a las teclas de un pequeño piano rojo que iba siempre bajo su brazo. Y en el canturrear de «ojalá que te vaya bonito» bailaba con los marcos de las puertas, como si fueran compañeros con fuerza.
Sus dones eran invivibles a simple vista porque nadie sabía mirarla. No creció en el ambiente adecuado. Hasta que un día llegó algo que rompió su barrera y ella se abrió sacando virtudes de empatía que cautivaban. Cilene era linda en su conjunto, en su receptividad, en su corazón blanco por donde se colaban innumerables rayos de sol. Pura espiritualidad al trasluz.
Aquella súperniña está hoy en la mujer que es y será la mano a la que agarrarse; la lágrima mezclada con la risa; la defensa al débil. Y su mayor virtud es que sabe, como ninguna otra, meter sus dedos hasta lo profundo de tu corazón y tocarlo, tocarlo con las yemas sonrosadas de una niña altamente sensible.
Nos dejas un texto intrigante y sensible, con el que nos obligas a preguntarnos quién es Cilene o lo que representa. Aunque lo importante, para mí, es la ternura con la que nos trasladas su historia. Me ha gustado, Inés. Saludos y suerte.
Muchas gracias, Jesus. Cilene representa para mí el aprecio por lo invisible, el aprender a gestionar tanta receptividad que a veces abruma. Reconocerse plenamente para mostrarse plenamente. Solo así encuentras tu lugar en el mundo.
Un abrazo.
Hola, Inés Z.
Nos presentas en tu texto a una mujer sensible, abocada a comprender y a ayudar a los demás, sobre todo a los más débiles, porque no ha muerto en ella la súperniña, altamente sensible que fue, como escribes y describes una manera hermosísima desbordante de fantasía. Dejas a nuestro criterio cubrir el hueco que dejas: ¿Qué fue ese algo que rompió su barrera? ¿Darse a los otros, quizá, poder darse porque vislumbraron su esplendidez? No me cabe duda de que la mejor manera de resultar súper es la entrega a los semejantes, mediando amistad, o sin ella, lo cual resulta todavía más meritorio. Emplear para el bien esa sensibilidad, esa espiritualidad de la que Cilene, qué nombre tan precioso, hace gala. Es una propuesta la tuya muy meritoria, una de las que toca, con tu sensibilidad, cualquier fibra sensible nuestra y nos invita a ser mejores sin moralinas. Te felicito y te envío, desde aquí, un beso muy grande.
Hola, Martín, o Eduardo… O los dos jajajaja
Es cierto, lo que a ella le hace cambiar lo dejo a vuestra elección; aunque opino que hay momentos duros en la vida que te hacen re-conocerte como nunca. Si sabes gestionarlo, asimilarlo, amarlo casi.
Un abrazo besado para ti.
P R E C I O S O
Bonito comentario, sobre todo con la compañía de una foto que dice mucho.
Un abrazo, J. Ignacio.
Una mujer que sabe mantener viva en su interior a la niña que un día fue tiene mucho que aportar. Hay personas así, altamente sensibles, de quien podemos aprender y enriquecernos mucho, que con solo acercarse a un semejante ya le aportan luz. Por contra, esa misma sensibilidad puede convertirse en arma de doble filo para ellas mismas y hacerles sufrir ante los desmanes diarios con los que, inevitablemente, habrán de convivir. Solo queda desear que podamos tropezarnos con personas así, y que sepamos ver esos dones excepcionales.
Hermoso relato, Inés. Un abrazo y suerte
Cómo lo pillas todo, Ángel. Que nunca vuelva a esconderse esa niña, sobre todo porque ha sufrido y ahora, en manos de la mujer en la que habita, tiene el derecho de ser feliz. Tal cual, sabiendo canalizar su receptividad.
Besos
Tu relato tiene tanta sensibilidad y poesía como le atribuyen al mío. Como bien dices, el amor, las emociones son lo único importante y como digo yo, lo único que puede salvar al mundo. Se llame Cilene o sea una heroína con máscara de lágrimas de emoción, el trasfondo es el mismo así que compañera, hagamos piña y volemos alto para que se vea bien el mensaje. Muchos besos y feliz noche de luna hermosa.
Mercedes, desde luego somos compañeras de ese veinte por ciento de personas altamente sensibles, y con la capacidad de volar, claro que sí. El amor es lo más.
Un besazo enorme y muchas gracias.
Son muy fan de la luna en todas sus fases.
Inés, coincido totalmente con el fenomenal comentario de Angel. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda.
Muchos besoooos
Quizás el superpoder que describes sea el menos valorado, el menos impactante, pero el más necesario de todos. Suerte Inés, precioso relato.
Tienes razón, Alberto, es necesario si lo gestionas bien. Cómo dijo aquel: en la sensibilidad está tu genio.
Un abrazo
Quién sino tú para saber de niños índigo!!! Es que lo controlas todo, es una pasada. Y eso de «a tus pies» me encanta. Soy muy señorita.
Abrazos
La sensibilidad es un poder que humaniza la vida a tu alrededor, pero te hace vulnerable a las olas de malicia e hipocresía que, inevitablemente, te zarandearán. Poder canalizar esta emoción y empatía es crucial para ver nítidamente tu camino. Muy bueno, Inés. Abrazos y suerte.
Tienes toda la razón, Salvador. No hay nada como conocerse bien, pero eso casi siempre se consigue pasando por algo crucial.
Abrazos
Hola, Inés. Me ha encantado. La gatita captó la capacidad de la niña desde la cuna, por eso le daba con la lengua. Los animales son receptivos a lo bueno y lo malo. Es de los cuentos que te envuelven con tamaña magia… sencilla, pero profunda a la vez. Te dejan esbozando una sonrisa. Mucha suerte. Un beso.
Me encanta que sonrías. A veces la simplicidad es sublime y moverse en las profundidades maravilloso.
Un beso, María José
Hola, Inés.
Un texto cargado de sentimientos y de sensibilidad. Un niña a la que, como no aprenda a protegerse, le van a hacer mucho daño.
Me ha gustado, sí señora.
Suerte y abrazos.
Gracias, Towanda. A veces son los años los que te dan protección, pero ni aun así evitas salir magullado.
Un besazo
Sugerente «alegato narrativo» en defensa de los corazones sensibles…
Un afectuosísimo saludo.