113. SUSTRACCIÓN, DISTRACCIÓN, DESTRUCCIÓN
Juan bajó la ventanilla y sacó la cabeza, intentado descubrir porqué se había detenido el tráfico, pero sólo consiguió llenarse los pulmones con dióxido de carbono y ennegrecer aún más su ánimo. No lograba explicarse cómo era posible que María se hubiera atrevido a cogerle el Ferrari. Y no sólo eso. Además había tenido los santos cojones de colgarle el teléfono sin más.
Volvió a llamarla al móvil por milésima vez y por milésima vez su voz le invitó a dejar un mensaje.
– ¡Contesta de una vez, joder!
A las tres en punto, encendió la radio. Después de los titulares, el locutor dio paso a la información del tráfico. Por fin descubrió la causa de aquella retención: Al parecer, se había producido un accidente mortal en el túnel en el que se hallaba.
Transcurrida media hora, la caravana empezó a avanzar más deprisa. A lo lejos ya se distinguían las luces amarillas de una ambulancia.
“Por fin dejaré atrás este maldito atasco” –pensó, mientras sintonizaba una emisora de música. Amy Winehouse cantaba que no, que no y que no.
Él también negó tres veces cuando vio la grúa que retiraba del arcén un deportivo rojo que le resultaba muy familiar.
Muy buen final a esta historia llena de noticias. Esas que cuando las escuchamos nunca creemos nos pueden rozar.
Besicos muchos.
La radio en su faceta de portadora de noticias, a veces lejanas, a veces próximas.
Besos también para ti, Nani, y gracias por comentar.
Un relato en tres secuencias que, no por apuntadas en el título, resultan menos contundentes. Todo puede perderse en un momento, a veces sin que nos demos cuenta, mientras suena una canción en la radio. Me gusta ese detalle de «que no, que no y que no», además del ánimo ennegrecido dentro del túnel.
Un abrazo fuerte, Carles. Suerte
¡Pobre Amy! Cada vez que escucho alguna de sus canciones sigo lamentando su pérdida.
Gracias por tu análisis, Ángel, y otro abrazo fuerte para ti.
Título y relato aunados de manera magistral, los detalles no llevan a un final duro y lógico.
Felicitaciones y suerte,
Así es, Moli. En esta ocasión la historia iba abocada irremisiblemente hasta su malogrado final.
Saludos cordiales.
El valor informativo de la radio. Muy bien explicado en tu relato, Carles. Siempre creemos que las noticias emitidas no son más que generalidades, que no tienen mucho que ver con nuestra particularidad… Sin embargo, la historia que cuentas refleja justo lo contrario y, por ello, me ha producido un escalofrío. ¡Bravo!
Seguramente en algún momento u otro de la vida todos soñamos en que nos suceda algo que nos haga acreedores de un minuto de oro y no pensamos que nos convirtamos en protagonistas de una historia negativa. Pero a veces sucede…
Muchas gracias por tu aplauso, María José.
La llama mil veces y la niega. Y si quería tanto el Ferrari ¿como es que no lo reconoció? Estaría destrozado, claro.
En cualquier caso siempre pensamos que los protagonistas de las noticias, dadas donde estén dadas, son los otros; y que nosotros siempre estamos a salvo, hasta que no es así.
Está bien contado. Me gusta como «el mundo» le acompaña el ánimo, aunque quizás sea mejor decir «su visión del mundo en ese momento tan de cabreo». En cualquier caso, bien, bien.
Mucha suerte.
Bien visto ese matiz, Luisa, de que es él quién modula el mundo a partir de su estado de ánimo. Y eso nos sucede un poco a todos, creo. Para lo bueno y para lo malo.
Saludos cordiales.
Carles, nos relatas una escena habitual en las entradas a las ciudades, no pretendes ocultar qué ha pasado, el lector asocia el accidente con le teléfono mudo, luego viene la confirmación. Es un relato «sencillo», y para mí ganaría si se suprime la aclaración final, y nos deja con Amy.
Una de las cuestiones esenciales del microrrelato es sin duda la elipsis. Y siempre está el riesgo de contar demasiado o ocultar demasiado. Y andamos por ese dilema como equilibristas sobre un alambre, siempre con el riesgo de caer a un lado o al otro.
Y luego están los lectores, que serían como la barra que llevan los funambulistas.
Dicho esto, estimado Javier, quiero agradecerte que hayas compartido tu visión sobre el asunto. Y teniendo en cuenta, además, el posterior comentario de Ana, un poco en la misma línea, ten por seguro que lo tendré en consideración.
Abrazo.
Qué título tan excelente, y qué buen detalle lo de Amy Winehouse. Quizá me sobra la información explícita de que ha habido un accidente mortal, porque a partir de ahí el relato se me desinfla un poco, pero es solo una apreciación personal. Besos y suerte
Querida Ana, permíteme que haga extensivo el comentario que le he hecho a Javier. Y añado también que este micro en concreto es un poco especial encuanto al juego de la información, pues ya desde el título avanzo lo que sucederá, aunque, lógicamente, en ese momento inicial no se sabe en qué se concretará el título.
En cualquier caso, igual que con Javier, me siento honrado de que hayáis querido compartir conmigo vuestra impresión sobre el relato.
Besos.
Las negaciones, sin son de tres en tres, desde tiempos inmemoriales tienen unas consecuencias nefastas. Ahora ella y Amy, le cantarán a tu protagonista juntas.
Un relato lleno de intensidad e imágenes.
Un abrazo, amigo Carles.
En efecto, es inevitable remontarse a la negación de San Pedro. El tres es un número cargado de fuerza y con un alto valor simbólico, muy presente en el mundo de los cuentos.
Abrazo grande, Pablo.
Carles, esta historia, casi de novela negra, nos lleva estupendamente por sus ondas como al protagonista hasta el final. Suerte y saludos
El protagonista hacía tiempo que había tragado demasiado CO2, me temo.
Saludos cordiales, Calamanda.
Hola, Carles.
El título es la clave de todo, y un micro en sí mismo.
La radio como ese medio de comunicación rápido es aquí una protagonista secundaria, pero con posibildades de Óscar.
Me gusta mucho tu micro, así que te deseo suerte.
Un abrazote.
Pues yo recojo tus buenos deseos y me los guardo en un bolsillo especial que tengo.
Abrazos, Towanda.
Todo se descubre hasta el uso, sin permiso del Ferrari.
La historia se desarrolla con tensión hasta logar ese punto final sorprendente.
Me ha conmovido.
Felicidades, Carles
Vaya, María Jesús, eso son palabras mayores.
Muchas gracias.
No sé por qué pero cuando he llagado al «túnel» sabía que el accidente era de ella. Aún así tu micro engancha. Me gusta mucho el título.
Suerte con el.
Un saludo cordial, Carles.
Bueno, lo cierto es que había alguna nube negra flotando en el ambiente que presagiaba la desgracia.
Gracias por tu comentario, Rosy.
Ya muestras tu maestría desde el título, Carles. Después vas desenvolviendo el relato con toda honestidad y nos dejas enganchados hasta la última letra. Enhorabuena, qué escritorazo. Besos.
Qué bien que hayas visto más allá de la escena que explica el relato, Ana, y hayas ido hasta la compleja relación que sin duda mantenían el protagonista y la sustractora.
Muchas gracias y un beso.
¡Uops! Al final no cabré en mí.
Besos, besos, besos, Belén.
A mí me parece que la narración está muy bien llevada, Carles, independientemente de que se intuya el desenlace.
Mucha suerte y un abrazo.
Gracias, Cristina. Y otro abrazo de vuelt.
Cuando el destino ( o la parca) se empeña en algo siempre encuentra la manera de que suceda, llevarse el deportivo fue el detonante. Buena historia Carles, muy bien contado. ¡Suerte!
Saludos.
Quizás, como apuntas, todo lo que tiene que pasar está ya escrito y nuestras acciones no son más que conectores lógicos o, ni eso, meros trazos que subrayan algunos párrafos de nuestra historia.
Saludos cordiales desde el otro lado del mundo, Beto, y gracias por aceptar mi solicitud de amistad en el FB.
Una acción, un descuido, una insignificante decisión, pueden cambiar nuestras vidas. Unas escenas perfectamente relatadas con la radio como nexo de unión. Muy bueno, Carles. Abrazos.
Todo cuenta, Salvador. Y nunca se sabe qué consecuencias puede llegar a tener el hecho más trivial. Eso convierte a la vida en un escenario cambiante e incierto, en contradicción con su aparente previsibilidad.
Gracias por comentar y otro abrazo de vuelta.
Hay relatos que juegan a esconder algo hasta el final y que ofrecen eso y solo eso, y hay otros que te hacen disfrutar desde la primera palabra pensando a cada momento «qué bien escrito está esto» y sin importarte lo más mínimo si habrá susto o muerte al final. Creo que está claro en cual de las dos categorías colocaría el tuyo.
Un fuerte abrazo, Carles, y enhorabuena por este magnífico despliegue literario.
¡Eres tan amable, Enrique! Muchas gracias por tus animosas palabras.
Hay mucho que debatir acerca de la naturaleza de los micros, y como ya te dije tiempo atrás, me encantaría tener la ocasión de charlar largo y tendido sobre el tema. Quizás en la microquedada del 14 de mayo en Zaragoza…
Abrazos.
Un atasco fatídico e irónico. Magistral.
JM
Gracias, JM, pero el verdadero maestro eres tú.
Saludos cordiales.
Impactante e impecable tu texto. Muy bueno, Carles.
Si realmente el texto reúne tus calificativos, he más que cumplido mis objetivos.
Muchas gracias, Concha.
Un titulo de lo más apropiado, una espera que se hace eterna y termina en la eternidad de ella, Un aire ennegrecido como su ánimo… Todo cuenta y todo suma en tu estupenda historia.
Las negaciones si vienen de tres en tres…malo.
Un abrazo grande Carles.
Bien, pues, tras tus maravillosas palabras, sólo me resta devolverte el abrazo, adjuntándole un beso y un «muchas gracias, Belén».
Carles, de lo que te he leído hasta ahora, es de lo que más me ha gustado. Bien tramado y bien hilvanado con el tema. Y escalofriante. Un beso y suerte.
Ay, que casi me se pasa.
Gracias, Eva. Me alegro de que el relato te haya causado buena impresión y, sobre todo, de que me vayas leyendo.
Otro beso para ti.
¿Redacción de Carles? Atracción inicial, acción en estado puro y satisfacción final.
Y dejando de lado este flirteo (tonto, pero real) con tu título, lo que más me gusta de «esta crónica de una muerte anunciada» que nos presentas es el cambio emocional del protagonista: un enfado de cojones y una rabia monumental acompañados de una atmósfera irrespirable de anhídrido carbónico y negra como un túnel que se van aliviando a medida que avanza lentamente con el coche para convertirse en… incredulidad, temor y me atrevería a pensar que algo de culpabilidad.
A las luces intermitentes y amarillas de las ambulancias y a la música de la gran Amy no se las puede dejar aparcadas en el arcén. Perfecta interacción 😉
Un placer, Carles.
Margarita, A ver si me a coger un devaneo (tonto, pero real)con tanto flirteo.
Pero, ay, gracias, guapísima.
Relato en tres fases, que ya nos anuncias en el título. Me ha gustado mucho como la historia se va vislumbrando, como las luces de las ambulancias, adivinando, hasta esas tres negaciones finales.
Un placer leerte, Carles.
De tres en tres hasta el infinito y (el) más allá.
Gràcies, Anna. Petons.