39. TAHÚRES
A juzgar por el sudor de los tres participantes y sus miradas desconfiadas, aquella partida iba muy en serio. La puja empezaba con fuerza:
—Veo tus mil.
—Subo a tres mil.
Nadie se echaba atrás, al contrario. Parecía que todo el mundo había recibido buenas cartas o que jugaba con dinero falso.
—Y dos mil más.
O tal vez jugaban de farol y ya era tarde para rectificar en una escalada peligrosa e insensata en la que más valía llevar una buena jugada o un revólver bajo la mesa. Mordisqueando el puro con cierto nerviosismo, uno que parecía seguro de su juego mostró tres ases y una sonrisa, a lo que respondió el siguiente con cuatro más y un gesto de extrañeza que se hizo general alrededor del tapete cuando el último mostró otros cinco y recogió las ganancias sin que sus adversarios rechistaran, y como ya sabían todos de qué iba esto, se pusieron a hablar del plan urbanístico.
Es imposible que haya tantos ases en la misma baraja, pero estos jugadores de ventaja saben que las reglas están para romperlas en su propio beneficio, por eso lo aceptan, por eso también, luego, como si tal cosa, siguen hablando de los temas que les interesan, dentro un mundo al margen del general, en el que el trapicheo es moneda corriente.
Un relato con un claro mensaje insocial, en el que unos pocos viven a costa del engaño y de una mayoría, a la que estafan sin ningún escrúpulo. El título ya da una pista.
Un abrazo, suerte y buen verano, JM
Buen verano, amigo, y gracias por leer y comentar.
Un saludo
JM