107. Te observé en el funeral.
Te observé en el funeral con discreción. Sonreías de forma extraña, como se sonríe cuando la muerte pasa por tu lado y no se fija en ti. Contemplabas al muerto, inmóvil en su féretro forrado de seda blanca, con esa trémula luz cenital en su pálido rostro, ese mismo muerto que hace unos años se coló entre nosotros dos. El mismo muerto que cambió mi vida cuando te enamoraste de él. Mirabas al cadáver de la forma más altiva que nunca había visto, porque la muerte no se detuvo en ti.
La enfermedad llego sin avisar, se instaló en vuestra casa y ocupó su cuerpo. Sin embargo, tenías miedo que la muerte escapara de él y ocupara el tuyo. Por ese motivo pintaste de blanco toda la casa, como un tentador sepulcro, y a partir de ese día, tus conversaciones con el enfermo fueron siempre en pasado.
Os observé a ti y al muerto en su blanco féretro. Me esforcé en sentirme triste pero no lo conseguí.
Bello e inquietante relato. Rencor y venganza sin máscaras.Un nivel narrativo difícil de superar. Para mi eres ganador.
Que bien reflejas la frialdad de una relación malograda. Mejor no se puede expresar la falta de empatía hacia quien arruino su vida: quiso pero no pudo estar triste por su muerte.un cuento de matricula de honor.
Muy impactante. Y ya lo he dicho todo. Saludos.