18. TEMOR EN EL BOSQUE
Habíamos vuelto a cambiar nuestra residencia y aunque yo aún no entendía el motivo, observaba que tanto mis padres como los nuevos vecinos, tenían un halo de preocupación que trataban de disimular cuando se encontraban ante los niños.
Intrigado por aquel temor que como bruma, envolvía todo el ambiente, le pregunté a mi madre por aquello de los monstruos que le había oído en una sigilosa conversación con mi padre.
Con rostro de resignación y sin saber cómo empezar, me contó que últimamente estábamos perseguidos por unos seres malignos, de aspecto similar al nuestro, pero cuatro o cinco veces más grandes que nosotros, más feos que nuestra especie y que emitían fuertes sonidos guturales y extraños.
Nuestra nueva residencia estaba en pleno bosque y alejada de la ciudad, pero se temía por la visita de estos monstruos, que generalmente cada siete días y en grupos de individuos, se acercaban a nuestras viviendas y con gran estruendo de voces y armados de palos destrozaban cuanto veían a su paso y si lograban capturar a uno de nosotros, la algarabía crecía, se lo llevaban y jamás se volvería a saber de él.
Los monstruos nos llaman gnomos, nosotros les llamamos humanos.
IsidroMoreno
Estaba esperando durante todo el relato quiénes eran los monstruos; no sé por qué me daba que éramos nosotros. Suerte, Isidro.
¿Quiénes iban a ser los monstruos?. Está clara que hasta que no acabemos con nosotros mismos, seguiremos siendo nuestros monstruos.
Muchas gracias por tu comentario.
Definitivamente coincido con el relato; los humanos, algunas veces, somos verdaderos monstruos. A mí, particularmente, siempre me ha parecido que los gnomos son bonitos. Isidro, buen tema para un relato muy bueno, suerte.
Saludos.
Me alegro que coincidas con el sencillo pero importante mensaje del relato.
Muchas gracias Beto por tus palabras.
Un abrazo.
Muy inteligente ese giro al final del relato. Me ha gustado muchísimo y me ha tenido en vilo. Sentía la amenaza de esos monstruos y resulta que soy uno de ellos. Besos, Isidro.
Para escribir sobre este tema obligado, estuve buen rato pensando en monstruos y a punto del desánimo por no encontrar tema y, lo peor, pensando que mi imaginación infantil se había volatilizado, pero de pronto caí en la cuenta que los auténticos monstruos somos nosotros. ¡Qué tonto -me dije- atisbando el horizonte!.
Muchas gracias Belén por tu comentario. Un beso.
Qué peligro tienen (o tenemos) los domingueros que arrasan con todo, que con una prepotencia inaudita desconocen el concepto de respeto a la naturaleza, contra quienes no hay escapatoria posible. Fantástico giro final que dibuja, en negro sobre blanco, a víctimas y agresores. Un gran ejercicio de auto crítica.
Isidro, amigo, encantado de leerte siempre, en cualquier tiempo, lugar y circunstancia.
Un abrazo
Sí, efectivamente ese es el sentido que he querido dar y transmitir de forma sencilla, fácil de lectura y para todos los públicos, para que nadie me diga que «no lo entendía por lo enrevesado», jejeje! Espero que algún día seamos menos monstruos para todo y especialmente para nosotros mismos.
Muchas gracias por tus generosas palabras.
Te envío un abrazo y un paquete con 1,5 Kgs. de admiración.
Ese cada siete días me facilitó la pista. El ser humano, convertido en una apisonadora que no deja títere con cabeza allá por donde pasa.
Muy bueno.
Mucha suerte.
Jejeje, me alegro de que cogieras las pistas. Me gusta ser claro, pues si en vez de eso pongo «domingueros» ya se vería mucho el plumero.
Muchas gracias Ton por tu comentario. Un abrazo.
isidro, si, como muestran algunos documentales sobre animales, o sobre la naturaleza. Buena inspiracion. Suerte y saludos
Efectivamente, el mayor peligro para la humanidad es la humanidad.
Gracias por tu comentario.
Saludos.
Muy bueno, y tanto que monstruos, a la naturaleza se lo van a contar.
Si es verdad. La naturaleza está hasta los… narices de nosotros, pero lo único que le consuela -a la naturaleza- es saber que al final ganará la batalla.
Coincido en que para monstruos, sin lugar a dudas, nosotros. Un relato que nos toca muy de cerca y que además señala algunas de nuestras muchas miserias. Todo muy bien armado. Mucha suerte 🙂
Gracias por tu generosas palabras, como ves lo he hecho en un lenguaje sencillo y directo para que sea entendible para todos, de niños a mayores pues creo que el tema lo merece. ¡Por nuestro bien y el de nuestros bisnietos!
Un abrazo a tí y a tu hijo.
Buena estructura de relato, buen ritmo de narración, con el suspense «in crescendo», y excelente final que da naturalidad a un desarrollo tan fantástico.
Bravo, Isidro.
Un abrazo.
Muchas gracias padrino por tus palabras que me animan sobremanera.
Un fuerte abrazo.
Tu eres monstruo, pero de los buenos…
felicidades….
Gracias Monstruo, digo… Arturo!
Un abrazo.
Una original manera de mirar a los monstruos «desde abajo». Me has recordado la serie de «David el gnomo» que veía con mi hijo.
Efectivamente el término «monstruo» puede ser muy subjetivo. ¿quiénes son los monstruos y para quiénes son monstruos?. Indudablemente los gnomos creo que son muy simpáticos para todos. Al parecer respetan la naturaleza e incluso a ellos mismos. ¡Todo un logro!
Gracias por tu comentario. saludos.
Buen relato, bien narrado y con ese mantenerte en vilo de saber quienes son los monstruos.
Es triste pensar que somos nosotros y que razón tienes. Cada siete días muchos invaden su espacio y arrasan sus viviendas. Deben tener pavor a los domingos.Y mira que son simpaticos y bondadosos estos gnomos.
Un abrazo.
Completamente de acuerdo contigo. Es triste saber que somos auténticos monstruos para la naturaleza, pero tenemos la batalla perdida aunque no queramos reconocerlo.
Muchísimas gracias por tus comentarios.
Un abrazo.
Cada siete días… armados con palos… para reflexionar.
Es cierto y si además los desahucian en temporadas de setas, para qué contar.
Bueno me queda la esperanza de que estos gnomos son de los que viven en una amanita muscaria.
Sí la verdad es que es para ponerse a reflexionar, pero ¡ya!, pues a este paso no nos quedará materia, ni naturaleza ni tiempo para reflexionar.
Muchas gracias virtudes por tu comentario.
Un abrazo.
Hola, Isidro.
Me parece un micro que narra la realidad, tan dura, quedamos nos rodea.
Al modo de los cuentos de siempre nos llevas a la denuncia.
Pues me ha gustado mucho.
Abrazos y suerte.
Me alegra que te haya gustado.
Muchas gracias Towanda por tu agradable comentario.
Un abrazo.
Isidro, solo tenemos que ver los noticiarios para constatar que en la naturaleza los mayores monstruos somos nosotros: las desigualdades son abismales, acabamos con especies, aplastamos ideales; nuestra autodestrucción es solo cuestión de tiempo. Me ha gustado mucho el relato, que invita a reflexionar. Abrazos y mucha suerte.
Sí, es cierto que somos nuestros mayores monstruos, de hecho cuando buscaba una historia de monstruos para este concurso, no se me ocurría nada y de pronto, como en una deducción lógica o matemática, la respuesta me llegó: NOSOTROS los humanos somos los mayores monstruos.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
En la naturaleza, todo es una cuestión de escala y el pez grande siempre se come al chico.
Los seres humanos, en este sentido, somos antinaturales y nos comemos o también a los de nuestra propia escala, o les dejamos morir de hambre, que para el caso es lo mismo.
Pero me estoy yendo por los cerros de Úbeda, Isidro. Lo que quería decirte es que has construido una buena metáfora del modo en el que nos comportamos los humanos.
Abrazos.
Es verdad que somos monstruos antinaturales. Una buena definición.
Muchas gracias por tu comentario amigo Noting.
Un abrazo.
Me has pillado. Entre todo el suspense yo me imaginaba alienígenas roba personas.
Y, claro que sí, somos capaces de muchas monstruosidades. A ver si se nos pasa ya esa vena.
Ojalá podamos cambiar muchas cosas del comportamiento social y humano.
Gracias Isabel por tu comentario.
Un abrazo