28. Tertulia de bichos
Por la rendija, justo por donde el sol entraba oblicuo iluminando el polvo, desde allí podía observarlos, sin ser vista.
Las hormigas pasaban de largo. Sin embargo, el resto parecía haberse dado cita en el alfeizar de la ventana para criticar a los humanos.
—Son tercos. No aprenden de sus errores. Egocéntricos y obstinados —decía la polilla.
—Pero si no saben ni hablar —replicaba el pulgón, al tiempo que agregaba—. Porque ya me diréis qué significa «claroscuro». ¿Es claro o es oscuro? Lo mismo que «trampantojo”, o «puntapié». Y como esas, tienen miles.
El mosquito por su parte, solo se lamentaba:
—Lo cierto es que nos odian y conforme avance el verano, harán todo lo posible para exterminarnos.
—Conmigo lo intentan, pero no pueden —le respondía altiva una cucaracha.
—Pues, podríamos decapitarlos —ironizó entonces la mantis y todos estallaron en una carcajada.
El jolgorio acabó pronto, justo cuando se acercó una bella mariposa, de recién estrenados colores. Venía visiblemente alarmada y los dejó a todos preocupados y rascándose las cabezas con las antenas.
Ninguno encontraba una explicación cuando la mariposa contó lo sucedido: la larva había desaparecido y la crisálida… ¡estaba hueca!
Inquietante, muy inquietante, le decían.
Los animales son fascinantes, sin duda. Dentro de los seres vivos no humanos, los insectos, por su diversidad y originalidad a la hora de adaptarse al medio, muchas veces nos sorprenden. Entre los recursos de los que a algunos de ellos les ha dotado la naturaleza se encuentra la metamorfosis, un proceso por el que una criatura poco compleja en apariencia, como una oruga, pasa de arrastrarse por el suelo a desplazarse por los cielos. Tus personajes, además, saben razonar y gozan de la facultad de hablar.
Un saludo y suerte, Cecilia
Muchísimas gracias Ángel por pasar y dejar tu comentario.
Efectivamente, son criaturas fascinantes y yo me lo pasé bien imaginando de qué podrían hablar, si estuvieran de tertulia.
Un feliz domingo y mis saludos.