24. Testigo en la Tormenta
Recuerdo todas y cada una de las tormentas de las que he sido testigo. La de hoy las sublima a todas.
Permanezco bajo la lluvia. Observo, escucho, huelo y siento la grandeza del espectáculo que se presenta ante mi.
El agua refresca mi ajado cuerpo desnudo, mi piel agradece su caricia.
Disfruto en soledad del silencio de la tormenta. Evoco junto a ella el pasado, a mi familia y a mis fieles compañeros de vida.
Es tal la felicidad que recorre desde mis pies hasta la cabeza, como savia nueva en primavera, que quisiera condensar mi vida entera en este instante y, simplemente, desaparecer.
¡Convoco a mi amigo el Águila, a los vientos del este y del oeste, nubes, rayos y truenos!.
Bailo con ellos su danza de furia hasta que por fin soy uno con ellos.
Desde la vida, soy fuego, soy aire, soy viento enfurecido, soy humo y soy agua….
Ahora soy tierra esperanzada de la que tal vez un día… vuelva a brotar.
Isabel imagino que tu protagonista es un orgulloso árbol, testigo de muchas tormentas y ya viejo y ajado.
Yo he visto todo un bosque bajo la tormenta.
Un abrazo
Imaginas bien. Un beso Asun.
Me ha gustado mucho. Sobre todo el final. Mucha suerte
Muchas gracias. Besos, Isabel
Así se expresaría un árbol, claro que sí.
Hola Isabel, como tu árbol el ser humano soporta muchas tormentas a lo largo de la vida, pero afortunadamente siempre surgen nuevas emociones y motivaciones para seguir luchando.
Mucha suerte.
Un saludo
Un árbol lleno de vida, de esperanza, que toma un poco de cada elemento de la naturaleza para renacer en todo su esplendor.
Rosa
Un saludo
Parece un canto a la vida, es un círculo que se cierra. Se nace, se vive y se muere, y todo en comunión con la naturaleza.
Me ha transmitido mucha serenidad. Felicidades.
Fíjate que no recordaba haberte comentado, y hoy me ha parecido algo diferente, hoy me ha parecido un hombre que felizmente sabe que ha llegado su fin.
Lo cierto es que me ha gustado mucho.
Muchas gracias a todos. A mi me encantan las tormentas. En principio me imaginé la historia de un hombre disfrutando del agua y de los elementos en plena naturaleza, pero ya se sabe cómo las historias se van escribiendo casi solas. Mi protagonista se convirtió en una especie de árbol indio con mucha sabiduría. Me alegro Asun, de que hayas percibido la serenidad de quien sabe que ha vivido una vida plena y elige la forma de morir y transformarse dándose la posibilidad de renacer.
Besos,
Quién sabe más de tormentas que un árbol; qué mejor forma de llegar al final, para luego volver a renacer, que unido a la naturaleza de la que forma parte. Un relato lleno de positividad y edificante, de alguien que asume que no necesita nada más que sus sentidos y fundirse con su entorno-madre para alcanzar el cenit, que finalizado su ciclo es capaz de transformarse para comenzar de nuevo una y otra vez un aprendizaje perpetuo.
Saludos.
Qué bien comprendida la historia. Muchas gracias por este comentario tan apasionante. Me he vuelto a sentir como mi viejo árbol en armonía con los elementos. Sabedor de que la vida es un ciclo y que la muerte no es más que una transformación y otro principio. Un ciclo eterno.
Isabel, bonito relato, muy poético. Yo pensé en una semilla arrugada y como la continuación de la vida.
Un beso
Isabel, muy original. No había caído en un principio en que se trataba de un árbol, lo que le da valor al relato. Mis primeras intuiciones se iban hacia un anciano dando sus últimos soplos de vida a una tormenta, pero la trama original es mucho más excelente. ¡¡Suerte!!
Muchas gracias Juan por visitar mi árbol. Todo un honor. ¿Sabes una cosa? Pues es que yo antes de cuentacuentos he sido cuentaárboles y ese regalo que me ofreces para mi es de relectura, puede que lo leyera hace más de 15 años. Sin embargo te lo agradezco sinceramente porque es una historia de las que llenan el corazón.
Y así, jubilosa, te deseo todo lo mejor.
Besos
Isabel. Estoy leyendo algunos de los relatos que se me habían pasado y me he encontrado con esta joyita.
Bonita alegoría a la vida. Tu árbol tiene que ser milenario.
Me ha gustado.
Suerte.
Un beso.
Gracias por encontrarme y dejar un piropo a mi «árbol».
Besos,