11. THAT’S LIFE
Cuando “My Way” agotó su último acorde, él orientó sus palmas hacia el público. En señal de despedida. Antes de volverles la espalda para siempre.
Entonces, los escasos tres mil aplaudieron rabiosos. Con la ovación indultaban cualquiera de los lapsus sufridos por su ídolo durante el concierto.
Cuando llegó hasta mí nos miramos. Yo le sonreí, pero él solo cabeceó, sobrepasándome, ajeno a la tanda de aplausos que rugía atronadora desde el foso.
A sus setenta y seis descendió, rumbo al camerino, con el swing de su cuerpo flotando sobre los fríos escalones de hormigón. Y me solicitó algo para beber.
-Whisky –dijo.
Ambos nos detuvimos mientras apuraba con ansia la botellita de Jack Daniels que había tenido la precaución de guardarme en un bolsillo.
-¡Es mentira! –exclamó tras el último sorbo.
-¿Perdón? –pregunté desconcertado.
-Lo de esa canción. Que todo es mentira, pero…
No acabó de apuntillar lo tarareado en castellano. Porque Sinatra hablaba cantando.
Tres fotógrafos y su representante le reclamaron, arrumbados ante la puerta del camerino.
Y “La Voz”, volviéndose hacia mí, les ofertó con la última sonrisa. Mientras yo advertía cómo vocalizaba: That’s life.
Un ídolo consagrado al final de su carrera, a quien se le nota cansado y no sólo físicamente, que parece preguntarse de alguna forma si repetir siempre las mismas letras, canciones que el tiempo ha hecho míticas, como a su figura, ha tenido sentido. Él ha interpretado un papel ante su público, pero su verdadero ser y sentir son diferentes y ajenos a ese montaje. Al final todo termina y todo ha sido una gran mentira, como la misma vida.
No sé si habré acertado en mi interpretación.
Suerte y un saludo
Pues yo creo que has acertado de pleno Àngel. Al menos eso es lo que pensé yo cuando Sinatra me silabeó el nombre de esa otra canción suya, cara a cara.
Todo lo que hay en este relato es cierto. Me sucedió hace muchos años. En el 92, cuando Frank Sinatra dió su último concierto. Aunque parezca increíble, tuve la suerte de estar junto a él. Casualidades de la vida.
Todo lo que he escrito ahí es cierto, ….. salvo alguna cosa.
Abrazos Àngel, y gracias por comentar.
¡Enhorabuena! un relato que respira autenticidad.Qué curioso que la vida te haya dado la oportunidad de transmitir aquella experiencia.Creo que no has desaprovechado esa oportunidad, ya que has escrito un texto con un buen ritmo y con mensaje.
Un saludo
Gracias Andrés.
El destino. Nunca sabremos lo que nos depara.
Pero ocurrió, el año 92 en el Coliseum de A Coruña. «La Voz» eligió dar su último concierto, antes de retirarse, allí. Y a mí, debido al trabajo en aquella época, me tocó estar junto a él.
Simplemente una experiencia que recordar. Mi más, ni menos trascendental, que otras vividas.
Un abrazo,
Ton.
Muchas gracias Ana.
Y encantado de que dejes esa visión tuya de «por lo menos» toda una vida.
Oh, muchas gracias por tus palabras Ana.
Y esto a primera hora de la mañana, todo un premio.
Un besazo,
Ton.
Ton, felicidades por la oportunuidad de conocer al idolo. Inolvidable supongo. Bien contada la experiencia. Suerte y saludos
Muchas gracias por comentar Calamanda.
Terminas por acostumbrarte. Son como tú y como yo. Algunos con mucha «pasta», pero seres humanos al fin y al cabo. Con sus debilidades y sus fortalezas.
Un abrazo,
Ton.
Oh, la vida, a veces… Esa confesión de Sinatra, supongo que hecha en un arrebato de hastío y sinceridad, no tiene precio. O sí lo tiene; seguro que él, como tantos otros, conoce el tributo que se paga por la fama y la ovación.
Buena estructura la de esta experiencia convertida en relato, y aunque no haya sido intencionada, también buena la moraleja que desprende.
Suerte y un abrazo.
Muchas gracias Cristina.
No suele faltarles de nada, sin embargo sospecho que acaban echando de menos las cosas más sencillas de una vida «normal».
Abrazos,
Ton.
Ton, imagino que cuando supiste el tema de final de año, lo tuviste claro. Me ha gustado mucho y gracias por compartir gran parte de tu anécdota. Yo creo, como tú, que la fama priva a muchos de las mejores cosas de la vida, las que no se compran con dinero. Mucha suerte y un beso.
Claro que sí. La fama no lo es todo.
Gracias por comentar Eva.
Un saludo,
Ton.
Me ha gustado mucho como nos has acercado a la persona que hay detrás del personaje. Me ha parecido hiper realista, y luego he leído que es una historia que emana de una experiencia vivida. Juntas muchas cosas en tu relato, pero sobre todo, una gran escritura. Mucha suerte 🙂
Oh, muchas gracias Juan Antonio. Tú siempre tan amable.
Me alegra que te haya gustado esta pequeña historia extraída, «a mi manera», de lo vivido.
Abrazos y mucha suerte,
Ton.
Ton, muy visual tu historia, que además he leido que es cierta. Las estrellas siempre tienen una cara para el público y otra intima, o eso creo yo.
Un abrazo
Hola Blanca. Muchas gracias por pasarte.
Pues sí, es cierta. Aunque no todo, pues hay algo de cosecha propia.
Un abrazo grande.
Una experiencia única y fantástica la tuya hecha relato para deleite nuestro. Un estar cansado por el tiempo y por la misma vida cantada. Una cara al publico y otra,la real,para la vida que a lo mejor quiso vivir de verdad a su manera.
Genial Ton. Un abrazo.
Me parece fascinante que esta historia sea real. Te felicito por el encuentro y el relato.
Besos
¡Pedazo momentazo el que «retratas»! El cénit y el ocaso. El mito y el hombre. Muy buena «imagen».