36. THE KISS (IsidroMoreno)
Mi joven esposa no lo hubiese encajado bien, por eso nunca comuniqué a la prensa que yo fuese el hombre de la foto. Sin embargo, fueron muchos los impostores que quisieron atribuirse el protagonismo de la pareja de tan célebre fotografía.
Nunca lo olvidé y nunca me arrepentí de haber sido el protagonista de aquella escena inmortalizada por todos los periódicos de la época. Era mi secreto.
Bastantes años después, una televisión organizó un concurso festivo de imitación de la pose fotográfica. Se pretendía esclarecer la identidad de los auténticos protagonistas de la famosa foto de 1945 en Times Square. Debido al éxito del concurso, se sigue celebrando anualmente. Ya llevo doce años consecutivos vistiéndome de marinero y desde la primera vez que la invité como compañera de foto, a pesar de las decenas de aspirantes disfrazadas de enfermeras, supe por su mirada, que era ella la misma joven enfermera a la que estreché por la cintura y la besé fugaz pero apasionadamente.
Ella y yo no hablamos, solo nos besamos largamente, posando para la foto anual y, aunque nunca ganamos el concurso, sabemos que somos aquellos descarados protagonistas embriagados de alegría por el final de la guerra.
Hay fotografías míticas, que a su buena factura técnica unen el simbolismo y la carga emocional que las acompaña. Ese beso hace buena la frase: «Más vale una imagen que mil palabras». No pudo haber una representación mejor de la euforia y el alivio tras el fin de la guerra. La pareja que aparece en ella desconocía que iban a convertirse en protagonistas, aunque, de forma paradójica, quedaron ocultos bajo el anonimato, condenados a ser unos desconocidos el resto de su vida, a encontrarse y separarse de forma breve y sin más continuidad, sin que sus nombres salieran a la luz, según la hipótesis que has imaginado, algo posible y hermoso. Una vez al año, incluso ya ancianos, se fusionan en otro chispazo fugaz, nunca como aquel primero, pero seguro que fantástico.
Un buen homenaje a la fotografía en general y, más en concreto, a las imágenes que han pasado a formar parte de la Historia colectiva, hechas en el momento preciso y en el lugar adecuado. Un relato que sirve para darnos cuenta de que la vida sigue de una forma o de otra, también después de un momento memorable.
Un abrazo, Isidro, artista.
Gran parte de «culpa» del conocimiento de la Historia, la tenéis los periodistas y reporteros que,con vuestra pluma y con vuestros reportajes fotográficos, habéis dejado plasmados los momentos que cincelan la historia, unos importantes y otros que si bien fueran banales, con el tiempo se convierten en marcas que contribuyen, como faros, a guiar a navegantes.
Mil gracias, querido amigo, por tus siempre magníficos y certeros comentarios.
Me gusta la vuelta de tuerca sobre esa mítica foto. Te ha quedado una historia la mar de fotográfica, en la que podemos observar el paso del tiempo en esa competición anual, y la inmortalidad de ese instante, una y otra vez. Mucha suerte Isidro. Un abrazo.
Hay fotos sobre las que creo que es inevitable forjarnos, incluso sin querer, una historia por simple que sea.
Y es que hay imágenes muy sugerentes que suelen valer más que mil palabras, como ha dicho Ángel.
Mil gracias, Paloma, por tu gentil comentario.
Un abrazo.