88. Tierra de momias (Pablo Cavero)
El Nilo me hizo despertar de mi letargo de momia, renacer de nuevo a la vida, retomar el timón de mi existencia. Esa noche surcando las aguas mansas rodeadas de templos y pirámides, cargadas de historias de faraones y esclavos. El cocodrilo mordió las ataduras de mi sumisión, esas amarras que controlaban mi móvil, mis faldas y el carmín. Las que me cegaban a las evidentes vejaciones disfrazadas bajo el telón del amor. Las que justificaban los golpes, convenciéndome a mí misma de que serían merecidos. Me adapté a subsistir en una atmósfera donde el maltrato era el oxígeno y la humillación era el aliento habitual bajo su tufo a alcohol. Esa embriaguez intentó arrojarme al río. La oscuridad o quizá el espíritu de Nefertiti o de alguna esclava, le hicieron tropezar y caer a él. Por suerte aquel reptil del Nilo me liberó del yugo que me mantenía momificada, y amanecí a ser yo misma.
Sin duda no fue la oscuridad, ya el Nilo la sacó de su letargo y recuperó el libre albedrío. Cambiando su cotidiana atmósfera (oxígeno de maltrato y aliento de humillación) por los aires ancestrales de Nefertiti, provoca el tropezón y la caída de su opresor en las fauces del oportuno cocodrilo, que no es sino la materialización de su espíritu liberador. Volvió a la vida de par en par en la tierra de las momias sacadas de sus pirámides. Nada es casual en el relato.
Gratificante canto a la lucha por la libertad, enhorabuena Pablo.
Sin duda no fue la oscuridad, ya el Nilo la sacó de su letargo y recuperó el libre albedrío. Cambiando su cotidiana atmósfera (oxígeno de maltrato y aliento de humillación) por los aires ancestrales de Nefertiti, provoca el tropezón y la caída de su opresor en las fauces del oportuno cocodrilo, que no es sino la materialización de su espíritu liberador. Volvió a la vida de par en par en la tierra de las momias sacadas de sus pirámides. Nada es casual en el relato.
Gratificante canto a la lucha por la libertad, enhorabuena Pablo.
Gracias, Juan Manuel. Al final lo escribí a última hora y estoy contento con el resultado. Un abrazo fuerte.
Has sabido abordar de una manera literaria el tema de la violencia de género añadiendo a la denuncia el exotismo del Egipto faraónico del que la protagonista utiliza referencias para hablar de su liberación. Muy conseguido. Mucha suerte.
Gracias por tus halagos, Alberto. No me quedó mal, para escribirlo tan al límite. Un abrazote, amigo.
A todo cerdo le llega su San Martín. No tiene por qué tratarse del cuchillo de un matarife. Un cocodrilo en su elemento seguro que es mucho más efectivo. No hay que desearle el mal a nadie, pero también hay que pensar en los animales, los que actúan para sobrevivir, no para hacer daño. Esperemos que al animalito no se le haya intoxicado ese hombre tan tóxico.
Buen relato y bien planteado, Pablo.
Un abrazo y suerte
Gracias, Ángel. No sé si el cocodrilo se habrá intoxicado, es posible. Un abrazote, amigo.