Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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04. ¡TIRA A ESE, JUAN!

El asustado animalillo miraba desesperadamente hacia arriba mientras, tumbado sobre un lado, agonizaba sin poder apenas respirar. No entendía cómo había ido a parar, de repente, a esa especie de jaula oscura, de color marrón terroso y con el suelo tan desagradable y resbaladizo.

Intentaba inútilmente ver algo que explicase qué hacía allí, por qué tenía la boca tan dolorida y por qué le faltaba el aire.

Fue entonces cuando, de pronto, tras un grito espantoso, una especie de zarpa lo cogió y lo lanzó, con desprecio, al aire. Cayó de golpe en algo blando y azul, y en ese instante recordó que ya había estado antes allí.

El pececillo estaba de nuevo en casa.

6 Responses

  1. María Jesús Briones Arreba

    Te has puesto en la piel de un pececillo, que ni siquiera merece ser comido!. Eso para un pescado debe ser como una deshonra, ya que ese es el destino de la mayoría. ¡Cómo se burlarían de él sus compañeros!.
    Tu micro, me ha producido una ternura infinita.
    Suerte y un besito virtual.

  2. Puri Rodríguez

    Muchas gracias por tu cariño,María Jesús. Y seguro que aguantó alguna que otra burla el pobre pez a su regreso, pero aún vive y es más listo. Besitos mil, guapa.

  3. Algunos pescadores lo hacen. Primero los guardan en sus costeras y luego los liberan. Este tuyo, afortunado, no se lo creía del todo, por eso le costó darse cuenta de que le habían indultado. Muy curiosa tu forma de relacionar el color con una historia de libertad.
    Feliz tarde Puri.

    1. Puri Rodríguez

      Somos tantos los pececillos a veces zarandeados, que vosotras y yo sabemos de lo que hablamos. Gracias, Mercedes y Edita, y otro beso.

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