103. TODA LA VERDAD
Te lo juro, cariño, si tuviéramos dinero, todo sería diferente. Aquí siempre se han hecho las cosas así y no nos va tan mal. Mira nuestra familia: tu padre y yo. Al final aprendí a ver sus cosas buenas y ahora no lo cambiaría por otro. A ti te pasará igual. Con el tiempo terminarás enamorándote.
Aunque nos cueste admitirlo, igual que ellos sin nosotras no son nadie, nosotras necesitamos un hombre al lado. Cariño, todos tienen algo bueno, solo hay que aprender a verlo.
Anda, quita esa cara, mi niña, que no hay porqué llorar. Yo siempre estaré ahí para lo que necesites. Y, por mucho que sea el señorito, si te tratara mal, tu padre le arrancaría las tripas a bocados. Está bebiendo menos y ha prometido dejarlo. Sabes que solo tenemos el jornal que le pagan los señores, pero ya sabes lo que dice siempre: «Antes que humillarme como un becerro, nos largamos con lo puesto».
Cuando lo de aquel dinero no nos fuimos porque no se pudo. Aquello fue diferente. Y lo de tío Antonio, al final, nadie lo presenció.
Todo va a estar bien, mi niña. Que me caiga muerta si no es verdad.
Señoritos y servidores, ricos y pobres, y muchas verdades que siempre favorecen a los primeros en detrimento de los segundos, esa es la verdad más palmaria de todas, y todo por el azar de haber nacido en un ambiente o en otro.
Un abrazo y suerte, Salva
Mi querido Ángel, siempre raudo y fuel, gracias por tu comentario.
Añadiré pistas a tu acertadísimo comentario. Ricos y pobres, hombtes y mujeres, mujeres y mujeres, madres e hijas, mentiras y mentiras… Ahí está todo.
Abrazo fuerte!!
De estas historias tengo muchas por esta tierra mía, querido Salva. Pero tus elipsis finales transforman todo el relato conocido. Magnífico. Un fuerte abrazo y suerte. Quien escribe el último escribe mejor.
La pena es que de estas historias hay (o había) [o hay] muchas por todas partes…
Las elipsis brotan porque no de debe contar todo. Eso lo sabes tú bien.
La idea de este relato reside en que, de todo lo que le dice la madrea la hija, no hay ni una sola verdad. Es su mayor dureza.
Abrazo fuerte, amigo!
Si, al final hay mucho que aclarar, con lo del dinero y el tío. Pienso que el acierto del micro está en las dinámicas sociales de una sociedad clasista y descompensada para las mujeres, que tiene que aventar lo que les toque, no hay otra. Es como el principio de una novela con muchos capítulos.
Fíjate, Rosa, que en este relato es la madre la que habla a la hija y, en mi idea original (el micro se llamaba TODAS LAS MENTIRAS) ninguna de las frases dichas por ella es verdad. Eso ya lo hemos visto, discursos heredados, dramas normalizados, miserias ocultadas… Mentiras por supervivencia.
Gracias por pasarte!!